¡Qué alivio!
“Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo” (Efesios 4:32).
Imagina que llevas una mochila muy pesada. La carga es tan grande que te empiezan a doler los hombros y sientes una punzada en la espalda. ¡Qué peso! Ahora, imagina el alivio al escuchar a alguien que te dice: “Quítate la mochila de la espalda. ¡La llevaré por ti!” ¡Que alivio!
Algo similar sucede cuando recibimos el perdón de nuestros pecados. Sentirse culpable por algo es como cargar un gran peso en la espalda. ¿Alguna vez te has sentido así? Quizás esto haya sucedido cuando desobedeciste a tus padres o cuando le mentiste a un amigo. ¡La culpa es muy pesada!
Por otro lado, el alivio de recibir el perdón de alguien hace la vida más liviana y feliz. El versículo de hoy dice que Dios nos perdona nuestros errores, y por eso debemos hacer lo mismo con las personas que cometen errores con nosotros. ¿Hay alguien a quien necesites perdonar hoy? ¿Qué tal aligerar el peso que lleva esta persona? Recuerda: ¡Dios lo haría por ti!
Bueno Dios d amor y.misericordia