‘Shabbat is coming’
Acuérdate del sábado para santificarlo. Éxodo 20:8.
Hablar del sábado desde la imposición es solo hablar de tiempo. ¿Cuándo empieza o cuando acaba? ¿Qué se puede hacer o no? ¿Qué sucede cuando viajamos a un país de franja horaria distinta? No está mal, pero hay una visión mejor. Hablar del sábado desde la relación es hablar de encuentro. No es un encuentro obligado sino deseado.
Cuando el sábado se convierte en una relación de amor con Dios, se transforma en algo especial. Es por ello que toda actividad se supedita a ese momento anhelado en el que cesamos de las obras y rigores de este mundo para entrar en un anticipo de la Nueva Tierra. Esa es la idea, la llegada de un nuevo sábado es la experiencia de cómo será cada día junto al Señor en la Nueva Jerusalén. Disfrutaremos de su presencia a cada instante, y sentiremos el gozo de contemplar de primera mano a nuestro amado Dios. Por eso se nos pide que nos acordemos de apartar todo lo mundano en el Día del Encuentro. Tener en mente el sábado no solo nos permite recordarlo, lo que sería una mera referencia en nuestro calendario, sino esperarlo como se espera a alguien a quien queremos. La espera genera expectación, y esa ilusión nos permite crear más vínculos con Dios.
Un pensador judío, Abraham Joshua Heschel, decía que Dios podría haber construido un templo en cualquier lugar del mundo. El problema es que todos no podrían acudir semanalmente a él. Tampoco cabrían. Así que, creó “un templo en el tiempo” donde todos estamos y cabemos. Añade, además, que el sábado no solo se guarda (habla de normas) sino que se celebra (es una fiesta). No es el momento de las limitaciones sino de la libertad. Por eso no nos atamos con las obligaciones y las preocupaciones de la semana ni nosotros, ni nuestra gente; ni, por supuesto, atamos a la gente que no conoce a Dios y que lo necesita. Me parece de una enorme sensibilidad que Dios se acuerde de “los otros”, los que no son pero pudieran ser, los “siervos” que nos rodean. Ellos también merecen disfrutar de su templo en el tiempo. Te lo digo porque observo que este asunto se está relajando mucho entre nosotros. Piensa en ellos cuando decidas emplear sus servicios.
Cuando el sábado se convierte en una relación de amor con Dios, deja de ser una carga, es un momento especial, lo esperamos con anhelo. No es tan difícil, solo tenemos que amar a Dios y, de forma natural, buscaremos ese encuentro. Por eso, una vez más, ámalo.