Construye bien tu vida II
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos que, negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:11, 12).
Ayer empezamos a aprender cómo podemos construir bien nuestra vida. ¿Qué otras cosas podemos hacer para controlarnos y disciplinarnos? ¡Presta atención a lo que sigue!
•Elimina los distractores. Cuando estudies, practiques un instrumento o hagas tareas, aleja las distracciones. Pon tu reloj y dedica 15 minutos a trabajar concentrado en tus deberes y luego te das un mini recreo para ir al baño o tomar agua. Recuerda repetir esto hasta cumplir tu meta.
•Ten paciencia contigo mismo. Si caes y eres débil en algo, simplemente vuelve a ponerte en pie y continua.
•Sé positivo. Ve el lado bueno de las cosas. No te hagas amigo de las quejas ni del desánimo porque estos son destructivos.
•Ora siempre. Para tener autocontrol, es necesario estar cerca de Jesús porque nuestro corazón tiende a ser egoísta y no busca hacer el bien por sí mismo. Con oración podrás ganar victorias diciendo como dijo José cuando fue tentado por la esposa de Potifar: “¿Cómo haría yo este gran mal y pecaría contra Dios?” (Gén. 39:9).
“Por medio del correcto ejercicio de la voluntad puede obrarse un cambio completo en tu vida. Al entregar tu voluntad a Cristo te unes al poder que está por encima de todos los principados y las potestades. Tendrás fuerza de lo alto para sostenerte firme, y rindiéndote así constantemente a Dios serás capacitado para vivir una vida nueva; más precisamente, la vida de fe” (CC 42). Mientras más cerca estés de Jesús, más lo vas a amar y más sentirás su amor por ti. Eso te dará la fortaleza para ser fuerte y tener autocontrol. Recuerda que “quien controla a otros es fuerte, pero quien se controla a sí mismo es poderoso” (Lao-Tsé).
El escritor Fernando Chaij nos regaló este hermoso párrafo: “La vida es un jardín. Nuestra voluntad, el jardinero. Cada pensamiento una semilla. Podemos sembrar y cultivar hermosas flores, rosas y violetas o cardos y espinas, ortigas y abrojos. La naturaleza de ese jardín será determinada por la manera en que se comporta ese jardinero que es nuestra voluntad”.
Nina