Viernes 07 de Abril de 2023 | Matutina para Menores | El altar de bronce

Viernes 07 de Abril de 2023 | Matutina para Menores | El altar de bronce

El altar de bronce

“Derrama también aceite de consagrar sobre el altar de los holocaustos y sobre todos sus utensilios. Así lo consagrarás y será un altar santísimo” (Éxodo 40:10).

El Santuario tenía un solo acceso. Esto nos recuerda que hay una sola puerta a la salvación: esa puerta es Jesús. Cuando el adorador entraba al atrio, lo primero que veía era el altar para sacrificar a las víctimas inocentes. Medía un metro y medio, tanto de longitud como de ancho, y un metro y medio de altura. Estaba hecho de madera de acacia y recubierto de bronce. A diferencia del altar del incienso, que siempre olía a incienso, el altar de bronce era donde se derramaba la sangre del animal.

La primera tarea del sacerdote era examinar el animal que traía el adorador para verificar que cumpliera con las reglas divinas. Tenía que ser un animal perfecto. Entonces, la persona colocaba su mano sobre la cabeza del animal y así transfería la culpa. De inmediato, el animal era degollado. Así Dios podía perdonar los pecados: cuando la persona reconocía su error y aceptaba el método divino para reconciliarse.

Por su parte, los sacerdotes debían mantener el fuego del altar ardiendo permanentemente (Lev. 6:13). Esto mostraba que Dios siempre está dispuesto a aceptar a cualquier persona que se arrepienta, sin importar el día y la hora. Dios siempre está dispuesto a recibirnos cuando le pedimos perdón. Nunca lo molestamos. En Hebreos leemos: “Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros” (Heb. 4:16).

El altar encuentra su cumplimiento en la cruz donde Jesús murió. Dios solo puede perdonarnos cuando aceptamos el sacrificio de Jesús como la víctima inocente que ocupó nuestro lugar. Por lo tanto, la salvación es un regalo que se recibe por fe. Fue un regalo costoso para Dios, ya que significó la muerte de su Hijo. Los corderos debían ser perfectos, porque representaban la vida perfecta de Jesús en esta Tierra. ¡Gracias a Dios por el maravilloso regalo de la salvación!

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