¿Llevar nuestras cargas y también las de otros?
“No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:9, 10).
En nuestro texto de hoy, el apóstol Pablo les pide a los gálatas que aprovechan cada oportunidad para hacer el bien a otros, especialmente “a los de la familia de la fe”. En otras palabras: “Por pesadas que parezcan tus cargas, ¡no tienes excusa para no ayudar a los que están en necesidad!”
Este principio cristiano lo ilustra bien Robert M. Johnston en la experiencia que vivió como consejero en un campamento para jóvenes, en California (La vida espiritual, p. 94). La parte fuerte del paseo consistía en una caminata de tres días por la meseta de Yosemite. Pero una cosa debía quedar clara: cada uno debía llevar su equipaje, es decir, su propia carga, sin pedir ayuda. Fue en este aspecto que se presentaron los problemas, especialmente de parte de un muchachito que no debía estar en el grupo, por no tener la edad requerida.
Cuenta Johnston que no habían caminado siquiera media hora cuando los muchachos comenzaron a pedir a los consejeros que los ayudaran a llevar su morral. Entonces, el líder del grupo los reunió y les leyó de la Biblia: “Cada uno llevará su propia carga” (Gál. 6:5, RVC). De mala gana, los jovencitos reanudaron la marcha. Al parecer, el discurso del líder había sido efectivo, porque no hubo más quejas hasta el último día, cuando el muchachito de menor edad dijo que no quería caminar más: “No puedo más”, dijo. “Sigan ustedes y déjenme. Me quiero quedar aquí y morir”.
¿Qué hizo el líder? Pidió que la carga del muchacho fuera repartida entre todos.
–¡Pero usted dijo que cada uno llevara su propia carga! –protestaron los jóvenes.
Entonces el líder tomó de nuevo su Biblia y leyó: “Sobrelleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo” (Gál. 6:2, RVC).
¿Cómo explicar la aparente contradicción? Johnston explica que la palabra “carga” en el versículo 5 se refiere a una carga individual, como la que lleva un soldado o un vendedor ambulante. Por otra parte, se usa otro término para “carga” en el versículo 2, que “significa un gran peso, una carga difícil de llevar” por una sola persona.
El mensaje del líder quedó claro: aprende a llevar tus propias cargas, ¡pero también ayuda a sobrellevar las de otros, especialmente cuando sean muy pesadas!
Amado Padre, aunque tengo mis propias cargas, hoy quiero aprovechar cada oportunidad para aliviar las cargas de mi prójimo, especialmente las de quienes están padeciendo gran necesidad.
Excelente mensaje con excelente explicación- Que el Señor nos ayude a recordarlo para ponerlo en práctica.