Genealogías
Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín. Génesis 4:1.
¿Por qué tantas genealogías en la Biblia? “Son aburridas de leer y no aportan demasiado”, podrías decir. Pues no lo son. Jugar al ajedrez o hacer un sudoku pueden parecer muy aburridos, pero afirmo que tienen de todo menos eso. Podemos pensar que las genealogías no nos aportan demasiado, tal vez porque nos recuerdan a las listas de los censos, pero nos proporcionan algo más: valores y recuerdos.
En primer lugar, confirman el hecho de que son documentos históricos. Eso quiere decir que lo que estamos leyendo no es un mito. Y no es un asunto sin importancia porque aporta veracidad a la Biblia. En segundo lugar, tienen una función etiológica. Eso quiere decir que nos hablan de los orígenes de los pueblos. Tener raíces implica pertenencia, vínculos. Imaginen al pueblo hebreo que escuchaba las genealogías en el desierto; un pueblo de esclavos que no sabía quién era. Saber de dónde provenían les aportaba seguridad y certezas, eran los recuerdos de la familia. Su Dios era el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el de toda la vida. Por último, las genealogías enfatizan valores. No son censos, son pasajes que contienen mensajes de relevancia. Por ejemplo, ¿por qué tanta insistencia, en las primeras genealogías, en mencionar los años que vivió cada personaje? Seguramente porque se quiere mostrar que el mundo no siempre fue igual y que hubo un tiempo en que el ser humano estaba menos afectado por el pecado. ¿Por qué en las de Crónicas se mencionan tantos lugares? Es fácil, el pueblo volvía del exilio y tenía que retornar a sus zonas de origen. Mencionar el lugar del que procedían era como “volver a sus pagos”. ¿Por qué la genealogía de Mateo consiste en tres bloques de catorce generaciones cada una? (comparar con Mateo 1:17). Porque, para los judíos, el Mesías era un descendiente de David, y David en hebreo suma 14 (d=4 + w=6 + d=4). Jesús, por tanto, era tres veces catorce, es decir, el Mesías de los mesías. ¿Por qué Lucas dice que Jesús era, “según se creía”, hijo de José? Porque la genealogía no es la de José sino la de María. Curioso, ¿no?
Recuerdo a mi abuela abriendo un álbum de fotos y mencionándome los nombres y las historias de aquellos que no conocí. Llevo el nombre de mi abuelo; apenas si lo recuerdo, pero he visto tantas fotos y escuchado tantas historias de él que encuentro sentido cuando me llaman.
Algo así hace Dios con las genealogías, muestra que tenemos pasado y, por lo tanto, que sabemos quiénes somos. En conclusión, ni aburridas ni sin importancia.