Viernes 18 de Febrero de 2022 | Matutina para Jóvenes | Su sangre fue semilla

Viernes 18 de Febrero de 2022 | Matutina para Jóvenes | Su sangre fue semilla

Su sangre fue semilla

«Mucho le cuesta al Señor ver morir a los que lo aman». Salmo 116: 15

«Lo mejor que podemos hacer es estar en estrecha comunión con Dios, y si él quiere permitir que seamos mártires por causa de la verdad, esto puede ser el medio de traer a muchos otros a la verdad» (Eventos de los últimos días, p. 128). ¡Nadie quiere morir! Esa es la verdad. Lamentablemente la muerte es el fin inevitable de todos los seres humanos. Y en muchos casos, Dios usa una realidad tan triste como la muerte para sacar de ella buenos resultados.

Este fue el caso de Vicente Jiménez, su esposa Rosita Cifuentes, sus tres hijos: de seis y cinco años, y un bebé de tres meses. En la década de 1960 ellos eran los únicos adventistas en la región. Eran personas bondadosas, muy gentiles y muy espirituales, aunque el rechazo al evangelio era feroz. Los vecinos los injuriaban, les tumbaban las cercas y les soltaban las bestias y el ganado para que destruyeran sus cultivos. Ellos simplemente arreglaban todo y guardaban silencio.

Pero una noche ocurrió lo inesperado. Los dos hijitos mayores ya estaban acostados en su cuarto. Aun no se habían dormido cuando oyeron ruidos y lamentos. La niña miró por las hendijas de las paredes de bahareque y vio a dos hombres con el rostro cubierto con trapos negros. Tomó a su hermanito y se escondieron debajo de la cama. Todo quedó en absoluto silencio, y finalmente se durmieron.

Cuando el sol que se filtraba por las paredes y el techo de paja los despertó, la niña llamó a su hermano y salieron del cuarto. Allí tendido boca abajo estaba el padre sin vida. Corrieron a la cocina para buscar a la mamá y la encontraron tendida en el piso, sin vida. Corrieron sin parar por la carretera hasta la casa de los abuelos para ponerse a salvo. Vicente y Rosita fueron parte de los más de cincuenta mártires que durante casi 17 años de violencia dieron su vida por la verdad. Pero la sangre de estos dos hermanos fue la semilla que Dios utilizó para llevar la verdad.

Hoy en aquella misma zona hay más de veinte iglesias y tres colegios. Después del martirio de aquellos hermanos hubo un despertar y un creciente interés por la verdad en toda aquella región. Apreciado joven, Dios puede utilizar incluso los episodios más trágicos de nuestra vida para producir buenos resultados.

A @Dios le duele ver la muerte de sus hijos; por eso, muy pronto regresará para poner fin al dolor e inaugurar un mundo mejor.

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