Milagros del día a día
«Acercándose, tocó el féretro […]. Y dijo: “Joven, a ti te digo, levántate”. Entonces se incorporó el que había muerto y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre». Lucas 7: 14, 15, RV95
Era su única hija, había conseguido tenerla mediante mucha oración. Los médicos le había dicho que era estéril y la invitaron a resignarse una y otra vez, pero ella encontró esperanza en la Palabra de Dios. Pidió un milagro, un embarazo, un bebé. Y ocurrió. Cuando su ginecólogo vio la prueba positiva exclamó:
—¡Es un milagro!
Aquella mañana, como cada día, al ver a la niña jugar en la sala con una moneda, agradeció a Dios. Cuando terminó su oración de gratitud, observó que la niña estaba tirada en el suelo. Rápidamente la levantó y trató de reanimarla sin resultados. Pidió ayuda a gritos. Los vecinos se acercaron y, al examinarla, entendieron que algo obstruía las vías respiratorias, la niña se estaba ahogando. En el hospital le hicieron una radiografía y observaron una moneda atascada en el esófago. Estaba ubicada de manera horizontal, impidiendo el paso del aire.
La bebecita fue remitida a un hospital con mejores equipos, la subieron a la ambulancia y partieron a gran velocidad. A mitad del trayecto las cosas empeoraron. La enfermera que acompañaba observó que el rostro de la niña se estaba tornando azuloso. Entendió que la niña estaba muriendo, y se lo comunicó a la madre. Aquella mujer se arrodilló al lado de la camilla y llorando oró en voz alta: «Señor Jesús, tú me regalaste esta niña. Ella es un milagro tuyo. No la dejes morir, por favor». En ese preciso instante, las ruedas de la ambulancia, que marchaba a gran velocidad, pasaron por un gran bache en la carretera. El golpe, al caer, fue seco y fuerte. La enfermera y la dama se fueron al piso del vehículo. La niña tomó una ruidosa bocanada de aire y gritó:
—¡Mamá!
Aquel golpe, al caer en el hueco, hizo que la moneda atascada en el esófago cambiara de posición, ubicándose de manera vertical, dando paso al aire. Madre y enfermera se abrazaron para celebrar el regreso a la vida.
Apreciados jóvenes, los milagros ocurren día a día a nuestro alrededor, milagros grandes y pequeños. ¿Te sientes tirado en la vida, impotente frente a los problemas de tus estudios, limitado por la condición de tus relaciones, amarrado por las supersticiones que existen en este mundo? Un milagro puede cambiarlo todo.
@Jesús quiere tocar tu vida. Ahora tienes la oportunidad de agradecer esos pequeños milagros que ocurren cada día a tu alrededor, en tu vida y la de tus seres amados.
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