Viernes 18 de Noviembre de 2022 | Matutina para Mujeres | Una causa justa

Viernes 18 de Noviembre de 2022 | Matutina para Mujeres | Una causa justa

Una causa justa

“Cuando oí sus quejas me enojé muchísimo” (Neh. 5:6, NTV).

¿Qué hizo que Nehemías se enojara tanto? Él descubrió que, mientras reedificaban las murallas de Jerusalén, los israelitas ricos se estaban aprovechando de sus compatriotas pobres. Como había una gran escasez de alimentos, los israelitas pobres hipotecaron sus casas y viñedos, y aun vendieron a sus hijos como esclavos para poder comprar comida. Lejos de compadecerse de sus parientes, los israelitas ricos practicaban la usura. Justamente indignado, Nehemías introdujo una reforma social drástica: prohibió la usura y demandó que se le devolviera a cada uno sus propiedades y los intereses pagados. Para asegurarse de que se hiciera justicia, Nehemías llamó a los sacerdotes como testigos e hizo que los nobles y funcionarios ricos jurasen delante de ellos que iban a devolverlo todo. ¡Qué gran ejemplo! La ira, bien gestionada, llevó a Nehemías a defender a aquellos que más lo necesitaban.

Algunas veces enojarnos es lo mejor que nos puede pasar. “La ira justa invita al cambio”, escribe el psicólogo cristiano Dan Allender, en The Cry of the Soul [El clamor del alma]. “La ira es un instrumento quirúrgico diseñado para destruir la fealdad y restaurar la belleza. En las manos de alguien que sabe amar, […] el cuchillo de la justa ira es un arma de restauración”, añade. Pero la ira justa demanda integridad y sacrificio. Para defender a los israelitas pobres, Nehemías debió enfrentarse a las clases dominantes. Él corrió el riesgo de que se pusieran en contra de él y de perder conexiones políticas que eran necesarias para su trabajo como gobernador. Sin embargo, esto no lo detuvo, porque no estaba defendiendo sus intereses o su orgullo, sino una causa justa.

Detrás de las cosas que nos hacen enojar, muchas veces se encuentra un llamado. La ira justa es un portal a una misión, o a mejorar y profundizar una relación. En las manos de Dios, nuestra capacidad para sentir ira puede ser una gran bendición para todos los que nos rodean.

Señor Jesús, te pido que santifiques mis emociones para que estén en completa armonía con las tuyas.

Quiero enojarme por las cosas que te enojan a ti, y alegrarme con tus alegrías. Toma mi corazón y límpialo de todo egoísmo, para que pueda sentir más y mejor. Lléname de una compasión profunda por los que sufren, y de sabiduría para ayudarlos de maneras prácticas y concretas. Amén.

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