“Nos consuela en todas nuestras tribulaciones”
“El cual [Dios] nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación» (2 Corintios 1:4).
¿Cómo se enfrenta la gente al fracaso? Esta pregunta es la que se propuso responder la investigadora Carol Dweck.
Al comenzar su investigación, Carol Dweck suponía que solo había dos maneras de lidiar con los desafíos: enfrentarlos o salir huyendo. Sin embargo, descubrió que existe una tercera opción. Reunió a un grupo de niños y les dio una serie de rompecabezas. Los primeros eran muy fáciles de armar, pero los siguientes eran cada vez más complicados. Unos comenzaron a refunfuñar, otros sudaban y se esforzaban… Mientras tanto, Dweck “observaba sus estrategias e investigaba lo que pensaban y sentían «. Entonces ocurrió lo que ella nunca supuso que pasaría… Un niño que tenía que armar un rompecabezas de los más difíciles “acercó su silla, se frotó las manos, chasqueó los labios y dijo en voz alta: ‘¡Me encantan los retos!» ” Otro dijo: “¡Estaba deseando que fuera un juego educativo!» Tras analizar estas reacciones, la investigadora concluyó que a esos niños “no solamente no les desanimaba el fracaso, es que ni siquiera pensaban que estuviesen fracasando: creían que estaban aprendiendo”.13
¿Se puede aprender de nuestros reveses? En 2 Corintios 1, el apóstol Pablo nos presenta dos lecciones que podemos extraer de nuestras situaciones más sombrías.
- La primera la encontramos en este pasaje: “El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación» (vers. 4). Nuestros fracasos nos enseñan a consolar a los que han tenido una experiencia similar a la nuestra. Después de la muerte de mi madre, soy más empático con aquellos que han perdido a su progenitora, porque mi pérdida me ha enseñado a consolarlos. Nuestra experiencia es la que nos da la capacidad de entender y ayudar a los que están viviendo lo que nosotros ya superamos
- La segunda lección la encontramos en el versículo 9: “Tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos”. El fracaso debe enseñarnos a confiar más en Dios y menos en nosotros.
Así que no nos limitemos a enfrentar o huir de las situaciones, te invito a tratar de aprender.
13 Carol S. Dweck, Mindset: The New Psychology of Success (Nueva York: Ballandine, 2007), p. 3.
Debemos creer más en Dios, y siempre confiar que es él quien nos guía y sobre todo nos ama
amen muy lindo el mensaje me animo mucho
Amén. Padre denos un espíritu sencillo y humilde para aprender, bendiciones