¡Juégatela!
“Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor” (Colosenses 3:20, NVI).
El juego es una actividad recreativa, ¡un momento para disfrutar! Existen muchos tipos de juegos. ¿Cuál es el que más te gusta? Mis gustos han variado con el tiempo, ahora disfruto mucho los juegos de mesa. En casa tenemos algunos para compartir con la familia y los amigos. En una de las noches de juegos que organizamos, nos juntamos con amigos a jugar. Ellos nos aseguraron que sabían jugar, así que empezamos el juego inmediatamente. Mientras avanzábamos con el juego nos dimos cuenta de que jugábamos de manera diferente. No logramos ponernos de acuerdo, el ambiente empezó a ponerse tenso, y definitivamente esa no era la idea.
Al ver que el juego no prosperaba, decidimos detenernos y buscar el instructivo de reglas. Al leerlo descubrimos que ni ellos, ni nosotros teníamos la razón. Para poder disfrutar del juego debíamos hacer algo tan simple como conocer y obedecer las reglas. ¡El juego no es juego si los que juegan no se someten a reglas! Es muy simple, pero si alguien no sigue las reglas le resta diversión al juego. ¿Has jugado alguna vez con alguien que no sigue las reglas? Y tú, ¿sigues siempre las reglas?
No solo los juegos tienen reglas. Elena de White dice: “Todo hogar cristiano debe tener reglas” (HC 11) y “una de las primeras lecciones que necesita aprender el niño es la de la obediencia” (CN 77), porque “la obediencia a los padres conduce a la obediencia a Dios. […] Al respetar y obedecer a sus padres, pueden aprender a respetar y obedecer a su Padre celestial” (CN 78, 79).
Tender la cama, sacar la basura, limpiar el cuarto, hacer la tarea, estudiar la lección, agradecer, no pelear y pedir perdón probablemente son algunas de las de las reglas de tu familia. ¿Cuán a menudo las obedeces? Puede que pienses que obedecer a tus padres no es tan importante, que “olvidar” tender la cama o sacar la basura tal vez no es un gran problema; pero recuerda, ¿quién quiere “jugar” con alguien que hace trampa y no cumple las reglas?
Si hasta aquí no has sido obediente necesitas considerar lo que Dios dice: “Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor” (Col. 3:20). Dios te creó para que disfrutes de la vida junto a tu familia, pero para eso, debes hacer algo tan simple como conocer y obedecer las reglas del juego. ¿Te atreves a jugártela?
Magaly