Perdónalos a todos
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9, RVR 95).
¿Alguna vez hiciste algo muy malo y sabías que no lo podrías esconder? ¿Sabías que, cuando tus padres o tu maestro o la policía se enteraran, ibas a ser castigado? Deseabas no haberlo hecho pero, más aun, deseabas que te perdonaran porque sabías que, si te daban otra oportunidad, no volverías a hacer algo así.
En este día de enero de 1977, los evasores de la guerra de Vietnam recibieron ese regalo. El presidente Jimmy Carter perdonó a miles de ellos por esconderse para evitar ir a luchar en la guerra de Vietnam. Por supuesto, eludir el reclutamiento militar es un delito, y los que fueran descubiertos serían encarcelados. Por eso, muchos de ellos habían huido del país. Algunos se fueron a Canadá; y otros, a Europa.
La guerra de Vietnam fue una de las peores guerras de la historia de los Estados Unidos. ¿Por qué? ¿Porqué más de 50.000 soldados murieron en la guerra? Sí. ¿Porqué se prolongó durante casi veinte años sin un final real a la vista? Sí. ¿Porqué fue una guerra muy impopular, con miles de protestas por la decisión de enviar a jóvenes al peligro? ¿Porqué no había un plan claro sobre cómo completar la misión y ganar la guerra? Sí, y sí.
Así que, por todo esto, y a pesar de que muchos políticos no creían que los que habían evadido el reclutamiento debían ser perdonados, el presidente Carter lo hizo de todos modos. Y eso es exactamente lo que Jesús ha hecho por ti y por mí.
Somos pecadores y no merecemos ser perdonados; pero, su sacrificio en el Calvario le da a Cristo el derecho a perdonarnos de todos modos. Y hace algo aun más increíble: promete darnos una corona de vida eterna. ¡Sublime gracia del Señor!
Cada dia es una nueva oportunidad de cambiar que Dios nos da.