Actuar con verdad
“El Señor aborrece a los mentirosos, pero mira con agrado a los que actúan con verdad” (Proverbios 12:22, DHH).
Cuenta una historia que un ingeniero sudamericano entró en una estación del metro de Estocolmo, capital de Suecia. Allí notó que había, entre muchos molinetes comunes, uno que daba paso libre y gratuito. Intrigado, le preguntó a la vendedora de tickets por aquel molinete. La dama le explicó que ese paso estaba destinado para las personas que, por cualquier motivo, no tuviesen dinero para pagar su pasaje.
Incrédulo, por estar acostumbrado a la picardía latina, el ingeniero no pudo evitar hacerle la pregunta que para él era obvia:
–¿Y si la persona tuviese dinero, pero simplemente no quisiera pagar?
La vendedora entrecerró sus ojos azules y con una sonrisa pura respondió:
–¿Y por qué haría eso?
Impresionado, el ingeniero pagó su pasaje y pasó por el molinete común, seguido de una multitud que también había pagado por su ticket. El paso libre continuó vacío todo el tiempo.
Sin dudas en Estocolmo, tal vez sin saberlo, la sociedad vive a diario practicando las palabras del versículo de hoy. Vuelve a leerlo. Ellos actúan con verdad. Allí no hace falta un guardia que vigile el molinete gratuito, porque se sabe que nadie que tenga recursos querrá usar ese molinete. De modo que podemos tener la seguridad de que Dios los mira con agrado. A propósito, ¿sabes el significado de la palabra aborrecer? Significa detestar, odiar. Así es como Dios mira a los que son mentirosos.
La honestidad es uno de los valores más liberadores que un país puede tener. Tal vez cuando leíste la historia deseaste vivir en un país así, ¿verdad? O lo que es mejor, al leer esta historia, te dieron ganas de que las cosas fueran así en tu propio país. ¿Cómo lograr el cambio? ¿Te digo un secreto? El mundo cambia cuando tú cambias. No esperes vivir en un país honesto si tú no practicas la honestidad aun cuando nadie te ve.
Empieza por ser honesto en tu propia vida: no mientas por ningún motivo ni celebres cuando algún amiguito haya conseguido un beneficio a través del engaño. Tampoco te prestes para ser cómplice de ningún plan engañoso. Cuando hayas logrado esto, puedes contar con que Dios te mirará con agrado. Los que te rodean confiarán en ti. Tú mismo te sentirás más feliz, y además, ¡estarás cambiando el mundo!
Gabriela
