Viernes 23 de Diciembre de 2022 | Matutina para Menores | Más vale dar que recibir

Más vale dar que recibir

“Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría” (2 Corintios 9:7, NVI).

Recuerdo una Navidad cuando tenía ocho años, y me enviaron a pasar la tarde del 24 de diciembre a la casa de mi tía, para luego regresar a la hora de la celebración de la Nochebuena. Yo simplemente obedecí, sin imaginar la sorpresa que me esperaba. Al regresar encontré una hermosa casa de muñecas nueva, blanca, con techo rojo. Ese era mi regalo de Navidad. Recuerdo que de la emoción ¡no entré por la puerta que tenía su llave puesta esperando para que yo la abriera, sino que entré por la ventana! Jugué por muchos años allí; fue mi refugio, creé un mundo imaginario junto a mis muñecas y juguetes. A los diez años, en otra Navidad, mis amados padres me sorprendieron con una bicicleta. Pasé bastante tiempo andando en ella, paseando y disfrutándola.

De alguna manera estos dos regalos marcaron mi infancia porque fueron muy importantes para mí. Sin embargo, cuando tenía quince años, ya me había alejado un poco de ellos, quizá por la edad. En ese entonces, asistíamos a una pequeña iglesia que estaba en plan de construcción y estaban solicitando ofrendas para llevar a cabo su proyecto. Mi madre conversó conmigo, y me preguntó si yo estaba dispuesta a vender mi casa y bicicleta para dar ese dinero a la iglesia. Mi corazón fue sensible a la voz del Espíritu Santo y al consejo de mamá, y decidí hacerlo. La venta fue rápida y, llena de gozo, llevé ese dinero como ofrenda a la iglesia.

En la Biblia hay muchos llamados de parte de Dios a dar. Dar a los pobres, a las viudas, a los enfermos. En Hechos 2:44 y 45 dice: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”. Aquí podemos ver que la iglesia primitiva hacía estas cosas para compartir el evangelio de Jesús con los que no lo conocían. Incluso, el siguiente versículo dice que “lo hacían con alegría y sencillez de corazón”. A ellos no les costaba dar lo que tenían: lo daban con felicidad y gratitud, por amor a Jesús.

Quizá tú no tengas que dar tus juguetes más preciados, pero sí puedes estar atento y compartir lo que tienes con los que necesiten algo. Dar es una bendición.

Nina

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