Armagedón – parte 2
“Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta tres espíritus malignos que parecían ranas. Son espíritus de demonios que hacen señales milagrosas y que salen a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso” (Apoc. 16:13, 14, NVI).
La misteriosa palabra Armagedón parece tener también otro significado. Algunos eruditos creen que la “montaña de Meguido” a la que alude el término, se refiere al monte Carmelo, que domina la llanura de Meguido. ¿Y por qué es famoso el monte Carmelo? Porque allí ocurrió el último enfrentamiento espiritual entre Elías y los profetas de Baal. Cuando Elías los desafió para que hicieran descender fuego del cielo, Baal resultó no tener ningún poder (obviamente) pero Dios consumió el altar de Elías.
En Apocalipsis 16, el Armagedón se menciona justo después del engaño final del mundo, cuando “espíritus de demonios” engañarán a muchos. El versículo 13 describe a estos espíritus demoníacos como si fueran ranas, en referencia a la plaga de ranas de Egipto.
Cuando Moisés y Aarón intentaron convencer al faraón de que dejara ir a su pueblo, comenzaron convirtiendo sus bastones en serpientes, pero los hechiceros del faraón hicieron un truco que parecía lo mismo. Luego convirtieron el agua en sangre, pero los embaucadores ocultistas del faraón usaron un truco para replicarlo. Entonces Moisés y Aarón trajeron por orden divina una plaga de ranas, y los hechiceros también la imitaron, pero fue la última vez que tuvieron éxito. Así que, cuando Apocalipsis 16 menciona unos espíritus inmundos parecidos a ranas que realizan señales milagrosas, parece estar hablando del último gran engaño que sufrirán los habitantes de la tierra.
Pero esta vez el engaño será mayor. A diferencia de cuando Elías desafió a los falsos profetas, esta vez los impostores también pueden hacer descender fuego del cielo. Al describir a la bestia semejante a un cordero, Apocalipsis 13:13 dice: “También hacía grandes señales milagrosas. Hasta hacía caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de la gente”.
Así, el Armagedón es la última batalla de la humanidad; sin embargo, no se trata de una batalla entre personas, sino entre Dios y los poderes de las tinieblas. Una batalla que no ocurre en un solo lugar de la tierra, sino en el corazón de cada persona. Una verdadera fe en Dios y el conocimiento de sus verdades serán las armas imprescindibles para evitar el engaño.