José
“El Señor estaba con José, y le fue muy bien mientras vivía en la casa de su amo egipcio” (Génesis 39:2).
Dios tenía grandes planes para José. Eso lo ayudó a enfrentar pruebas que lo prepararían para recibir una responsabilidad que nunca imaginó. José vivió un cambio radical: de vivir en el campo a vivir en la ciudad; de vivir en una casa común a vivir en un palacio; de ser un joven consentido a ser un esclavo. Un cambio de idioma, de cultura, de comida. De repente, era un extranjero a las órdenes de una extraña pareja: Potifar y su esposa. Extraños porque adoraban a muchos dioses, que José no conocía. En ese contexto, José tuvo fe en Dios como nunca antes. Decidió ser fiel al Señor en cualquier situación.
Dios recompensó la fe de José, y dondequiera que estuvo en Egipto siempre fue una bendición. Como esclavo, fue una bendición. Como prisionero, fue una bendición. Como gobernador del país, fue una bendición.
La experiencia de José nos enseña que siempre que decidimos ser fieles a Dios, los demás lo notan y las bendiciones divinas también caen sobre ellos. De José, la Biblia dice: “Su amo se dio cuenta de que el Señor estaba con José, y que por eso a José le iba bien en todo […]. Desde el día en que Potifar dejó a José a cargo de su casa y de todo lo suyo, el Señor bendijo a Potifar, tanto en su casa como en el campo” (Gén. 39:3, 5).
Más adelante, José fue encarcelado a causa de una falsa acusación. Seguro que José hubiera preferido regresar a su casa, pero aceptó la voluntad de Dios, no se amargó ni se enojó con Dios. Simplemente decidió hacer lo mejor en la prisión. Sobre eso, la Biblia dice: “No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba” (Gén. 39:23).
Por último, José fue una bendición como gobernador de todo Egipto, para personas de otros países que iban a comprar alimento, y hasta fue una bendición para su propia familia que hacía años que no veía. Decide hoy ser fiel a Dios en cualquier lugar donde estés, no importa qué actividades hagas. ¡Dios puede darte el éxito!
