Del anonimato al protagonismo
Jael salió a recibirlo y le dijo: “Señor, entre a mi tienda y no tenga miedo”. Entonces Sísara entró, y Jael lo cubrió con un tapete. Jueces 4:18, PDT.
La prosperidad apartó a los israelitas del compromiso que habían hecho con Josué. “Cada cual hacía lo que bien le parecía” (Jueces 17:6). Vivían un círculo vicioso de obediencia intermitente.
En aquellos días, tenían por jueza y profetisa a Débora, conocida como mediadora, consejera, planificadora, y compositora de canciones. No hay límites al poder de quien se pone bajo la mano del Dios Omnipotente.
Débora comunicó a Barac que debía dirigir la guerra contra Jabín, rey de Canaán, quien había oprimido a Israel durante veinte años. Barac rehusó atender el llamado a menos que Débora lo acompañara. Ella aceptó, y profetizó que la victoria final sería gracias a otra mujer, Jael. Dios dio la victoria a Barac y a Débora en su lucha contra Jabín y Sísara, el capitán del ejército enemigo. Sísara huyó adonde creyó que aún tenía aliados, a los ceneos. Es allí donde aparece Jael, esposa de Heber ceneo.
¿Has hecho algo correcto que tenía apariencia equivocada? Jael, una mujer casada, invitó a Sísara a su tienda cuando su marido no estaba. Le brindó leche para tomar, lo cubrió con una manta y esperó que se durmiera. Todo aparentaba pecado, pero eso no era lo que había en la mente de Jael. No poseía armas de guerra, pero decidió luchar a favor de Israel. Las mujeres eran las encargadas de armar y desarmar las carpas con estacas y martillo. Ella tenía esos recursos y la habilidad para usarlos, y venciendo su miedo, clavó una estaca en las sienes de Sísara. Podría haber puesto excusas: no era su batalla, Sísara era un aliado de su nación y amigo de su esposo… Pero ella decidió hacer lo correcto en el momento preciso. Nadie esperaba que un grande y temido guerrero como Sísara cayera a manos de una mujer, en este caso, Jael. Su fortaleza y coraje la llevaron del anonimato a ser reconocida como heroína de Israel (Jue. 5:24). Dios tiene personas que no practican nuestra fe, pero en un momento de necesidad pasarán a las filas del Señor.
Ya seas talentosa como Débora, o sin aparente preparación como Jael, Dios puede usarte. Cualquiera sea tu estado civil, él tiene un plan para ti y te proveerá de sabiduría y fortaleza para ganar la batalla, resistir las tentaciones del enemigo de Dios y hacer lo que es correcto en el momento preciso.
Me encantó. Habló a mí vida
excelente.por eso le puse ese nombre a mi hija jael