El mago y la Biblia
«Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano; yo te he dicho: “No tengas miedo, yo te ayudo”». Isaías 41: 13
Domingo Uribe era un hombre muy violento y practicaba la magia. De hecho, le gustaba coleccionar libros sobre el tema. Un día escuchó decir que el peor libro que existía era la Biblia y se propuso buscar una. Supo que en Málaga había un grupo de personas que tenían Biblias. Entonces viajó cinco horas desde la Bricha Santander hasta Málaga para conseguir ese libro misterioso. De esa manera entró en contacto con los adventistas, consiguió una Biblia y se la llevó a su casa. Tan pronto como empezó a leerla sintió el poder transformador de la Palabra de Dios en su vida.
Poco tiempo después, Domingo mostró interés en aprender más acerca de Dios, así que Max Trummer fue enviado a la Bricha para estudiar con él. Estudiaron la Biblia juntos durante todo un día y cuando llegó la noche se fueron a dormir. A media noche un grupo de personas rodeó la casa y le prendieron fuego. Armados con revólveres y escopetas esperaron a que Domingo y el pastor Trummer salieran huyendo de las llamas para matarlos. Pero algo providencial ocurrió. Cuando las llamas llegaron al techo de la casa, las municiones que Domingo guardaba entre la paja del techo y en medio de las maderas de las paredes se calentaron y comenzaron a dispararse en todas las direcciones, dando la impresión de que dentro de la casa había gente armada defendiéndose. Los atacantes huyeron despavoridos y ambos hombres se salvaron.
Hay varias lecciones que podemos extraer de esta experiencia. En primer lugar, muchas veces pensamos que al tomar la decisión de seguir a Cristo estamos garantizando una existencia de cuentos de hadas para nuestra vida, pero lo cierto es que seguir a Cristo es ir en contra de la corriente, es declararle la guerra a Satanás. Y él hará todo lo que esté a su alcance para destruir a los hijos de Dios. En segundo lugar, podemos darnos cuenta de que cuando Dios te acompaña, tienes la victoria garantizada, no importa lo difícil que parezca la situación. No importa si parece que estás en desventaja o que llevas todas las de perder.
«@Dios y yo somos mayoría», dice una frase que leí hace poco. No sé las pruebas que tengas que enfrentar hoy al salir a tus actividades diarias, pero deseo que inicies tu día con la seguridad de que Dios va contigo hoy y siempre.