El Dios de los casos imposibles
«Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida». Romanos 5: 18
Trabajaba incansablemente toda la mañana mejorando la apariencia de las personas de aquel barrio. Un día entré al negocio y le pedí que me cortara el pelo. Entonces me dijo de manera respetuosa:
—Cuando le entregué mi vida a Jesús prometí que nunca más le cortaría el cabello a varones y que lo haría solo para damas.
Cuando le pregunté la razón me contó su historia. Durante mucho tiempo había practicado la homosexualidad. Había estudiado alta peluquería en Francia y había llegado a ser el dueño del salón de belleza más prestigioso de la ciudad. También me contó que se había sometido a varias cirugías para transformar su cuerpo masculino en el de una mujer.
Durante mucho tiempo trabajó casi exclusivamente para la comunidad LGTB y, por supuesto, prefería trabajar con varones. Un día, mientras estaba solo en casa sufrió un accidente cardiovascular. Mientras sentía que la vida se le escapa allí en el piso entendió que su vida no había sido la mejor y que, si moría allí, se perdería eternamente. Entonces le pidió a Dios una segunda oportunidad y le prometió abandonar ese mundo y dejarlo todo para dedicarse a servirle.
Perdió el conocimiento y lo próximo que supo era que había despertado en el hospital. Una persona que había ido a cortarse el cabello lo encontró y lo llevó a la sala de emergencias. Pasó muchos meses en cuidados intensivos, pero podía pensar y orar mentalmente. Se aferró a la oportunidad de Dios. El día que le dieron de alta tomó un taxi, fue a una peluquería y cortó su larga cabellera de mujer. Fue a un almacén y compró ropa masculina. Luego le pidió al taxista que lo llevara a una iglesia. Como era sábado, la única iglesia abierta era la adventista. Asistió al culto. En la tarde contó su testimonio y pidió ser bautizado. Hoy le sirve al Señor de manera incansable, agradecido por la oportunidad de salvación.
Dios es experto en cambiar vidas sin remedios y convertirnos en objetos de su amor. Pedro dice que Dios nos «ha rescatado de la vida sin sentido que heredamos de nuestros antepasados» (ver 1 Pedro 1: 18). Hoy @Dios te dice: «Quiero mostrar por medio de ti el alcance y el poder de mi plan de salvación. ¿Me lo permites?».