“N” de Nazareno
“Decía a todos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame’ ” (Lucas 9:23).
Richard Stearns se desempeñaba como presidente y ejecutivo principal de una empresa productora de vajilla de porcelana fina, cuando recibió una llamada telefónica de su amigo Bill Bryce. Era para decirle que World Vision, la conocida organización internacional de ayuda humanitaria, estaba buscando un nuevo presidente; y que él, Richards Stearns, podía ser ese presidente.* De inmediato Stearns replicó que no estaba disponible. Era el principal ejecutivo de una prestigiosa corporación. Además, disfrutaba de su trabajo y de las ventajas materiales que recibía. ¿Cambiaría eso para servir a los necesitados de los países más pobres del mundo?
Pues, eso fue lo que hizo. En 1998 Richard Stearns aceptó el desafío de servir a los menos favorecidos, pero no solo con el fin de llevarles asistencia humanitaria. Haría eso y mucho más: también cumpliría con la misión que nos dejó el Señor Jesús de amar al prójimo como a nosotros mismos, y predicar su evangelio a toda criatura.
Veinte años más tarde, en 2018, Richard Stearns se retiraría, justo cuando World Vision estaba experimentando su mayor crecimiento en la historia de la organización. No obstante, cuando el periodista Jeremy Weber le preguntó qué recuerdos llevaría consigo al jubilarse, su respuesta nada tuvo que ver con esos logros. En cambio, le mostró al reportero un mosaico en el que estaba grabada la letra “N”, en árabe. Se trataba de un regalo que había recibido de parte de cristianos refugiados de la región Kurdistán, en Irak. ¿Qué significaba esa letra “N”? Una mujer del grupo le explicó que el grupo terrorista del Estado Islámico de Irak y Siria, mejor conocido como ISIS, acostumbra pintar la letra “N”, de Nazareno, en los hogares donde viven los cristianos, para identificarlos, y posteriormente saquearlos. “Para nosotros, los seguidores de Cristo –dijo la mujer–, esta es nuestra cruz”. Lo que para algunos es un símbolo de vergüenza, para ellas representa el honor de ser seguidores del Nazareno que murió en el Calvario (“Every Day Is a Celebration”, Christianity Today, julio-agosto de 2018, p. 52).
Hoy, cuando Stearns ve el mosaico, recuerda a una mujer refugiada que, arriesgándolo todo, estudia la Biblia con otras creyentes, en una casa marcada con la letra “N”. “Ellos lo han perdido todo –dice Stearns–; sin embargo, tienen una historia que contar”. Es la historia del Dios a quien aman, y por quien están dispuestas a sacrificarlo todo.
Y tú, ¿tienes una historia que contar?
Santo Espíritu, tócame hoy, y enciende en mí la pasión de entregarlo todo, incluso mi vida, por Aquel que murió por mí en el Calvario.
Experiencia Enriquecedora y motivadora
Cada persona o familia que ha sufrido por causa del Evangelio tiene una historia que contar. Mi familia y yo sufrimos desde el año 1950 en adelante
por causa del evangelio; nos llamaban protestantes, cachiporros, y otros nombres o apodos que nuestros enemigos se inventaban para fastidiarnos.
Hoy en día ya no ya no existen ofensas verballes como antes.