La guerra cósmica
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes” (Efesios 6:13).
A muchos niños les encanta jugar juegos de guerra, con pistolas y armas para defenderse del enemigo que quiere atacarlos. Este tipo de juegos no les agrada a todos los padres, como quizá sabes muy bien. Algunos de ellos no les permiten a sus hijos jugar videojuegos cargados de violencia y peleas, con el objetivo de cuidar su mente y para que no imiten esos comportamientos negativos.
Sin embargo, la verdad es que por más que intentemos estar lejos de las guerras, tú y yo somos protagonistas de una guerra cósmica que no logramos ver con nuestros ojos. Sin embargo, es real e importante. Es una lucha entre el bien y el mal que batalla en tu corazón y en todo este planeta.
Elena de White escribe: “Como pueblo no comprendemos como debiéramos el gran conflicto que se libra entre seres invisibles, la lucha entre ángeles leales y desleales. Los malos ángeles continuamente están en acción, preparando su plan de ataque, gobernando como caudillos, reyes y gobernantes a las desleales fuerzas humanas […]. Debemos orar como lo hizo Daniel para que seamos guardados por los seres celestiales. Los ángeles, como espíritus ministradores, son enviados para servir a los que serán los herederos de la salvación” (LO 255, 256).
“Dios envía refuerzos de ángeles para auxiliarnos en respuesta a la oración. Si Satanás ve que corre peligro de perder un alma, hace cuanto puede para conservarla. […] Pero si el que está en peligro persevera, y en su impotencia se aferra a los méritos de la sangre de Cristo, nuestro Salvador escucha la ferviente oración de fe, y envía refuerzos de ángeles poderosos en fortaleza para que lo libren” (LO 257, 258).
Necesitamos ser reverentes y darnos cuenta de que esta batalla no es un juego ni una mentira, es totalmente real. ¿Qué debemos hacer? Ponernos del lado de Jesús, nuestro Capitán, pues solo de esa manera vamos a ganar. Lee tu Biblia y ora reverentemente y de corazón cada día, y así vencerás tus batallas en esta guerra espiritual.
Nina