Papá vendrá a buscarnos
“No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Si no fuera cierto, no les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar. Después de esto, volveré para llevarlos conmigo. Así estaremos juntos” (Juan 14:1-3, TLA).
Nací en un hogar misionero adventista y he tenido que mudarme de casa tantas veces que ya perdí la cuenta… Una mudanza involucra algunos cambios que pueden ser emocionantes y tristes al mismo tiempo. Elegir cosas que puedo llevar y cosas que debo dejar ¡no es tan fácil! Pero encontrar cosas que estaban perdidas y echaba de menos ¡es emocionante! Hacer maletas y empacar cajas puede resultar mucho trabajo; pero siempre hay buenos amigos que están listos a ayudar. Tener que dejar a esos buenos amigos es muy triste, pero también tienes la posibilidad de conocer nuevos amigos. ¡Eso me ha gustado siempre!
En algunas ocasiones nuestro traslado tenía que ser a otro país y mi familia debía separarse por algún tiempo. Mi papá tomaba primero el avión y viajaba solo a su nuevo lugar de trabajo. Como éramos pequeñas, mis hermanas y yo quedábamos llorando.
Al despedirse mi papá nos consolaba diciendo: “No se pongan tristes, yo iré para cumplir con mi trabajo y buscar una nueva casa; luego de un tiempo volveré por ustedes y juntos viajaremos a nuestro nuevo hogar”. Papá iba a dejarnos, pero volvería.
La espera se hacía muy larga porque extrañábamos mucho a papá. Todos los días al levantarnos y acostarnos preguntábamos a mamá: “¿Cuándo regresa papá?” Ella siempre nos respondía con amor: “No se preocupen, papá está buscando una linda casa y cuando la haya encontrado vendrá a buscarnos como lo prometió”. Un día papá tomó el avión de regreso y, con los brazos abiertos, corrimos para encontrarnos con él. Él cumplió su promesa y vino a buscarnos para llevarnos a nuestra nueva casa y estar todos juntos nuevamente.
Tener fe es creer que Dios siempre cumple sus promesas. Así como mi papá cumplió su promesa, nuestro Padre celestial también cumplirá la suya. Pronto vendrá a buscarte para ir junto a él a la casa más maravillosa que jamás hayas visto y vivir con él por la eternidad junto a tu familia. ¿Crees en esa promesa? Será una celebración maravillosa que no me quiero perder, ¿y tú?