Recalculando el recorrido
“Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: ‘Este es el camino; síguelo’ ” (Isa. 30:21, NVI).
Dios es más misericordioso que el sistema de posicionamiento global de tu automóvil. Mi amiga Noemí tiene un automóvil hibrido moderno, con GPS incorporado. Noemí le puso un apodo cariñoso a su GPS y lo llama “Margarita”. Unos meses atrás, Noemí y yo viajamos a Cornwall, Inglaterra. Como era nuestra primera vez que visitábamos las legendarias tierras del rey Arturo, pusimos a “Margarita” a trabajar. Después de ingresar el código postal, “Margarita” diagramó nuestro plan de viaje.
Pero a veces “Margarita” nos daba una instrucción que no entendíamos, y entonces oíamos la famosa frase: “Recalculando el recorrido”. Otras veces, creíamos que habíamos seguido las instrucciones al pie de la letra, y aun así “Margarita” nos informaba: “Recalculando el recorrido”. Luego de haber oído esa frase cientos de veces, llegamos a Cornwall sanas y salvas.
A veces, cuando tomo decisiones que afectarán mi futuro, tengo miedo de equivocarme. Temo perderme un giro a la izquierda y terminar al norte de Escocia, cuando quería ir al sur de Cornwall. Honestamente, tengo miedo de cometer un error fatal y arruinar el plan de Dios para mi vida. Aunque a nadie le gusta sentir miedo, el temor nos confronta con las falsas imágenes que tenemos acerca de Dios. Mi miedo revela que creo que el plan de Dios es rígido y frágil, y que Dios tendrá menos compasión de mis errores que un GPS.
¡Pero este no es el Dios de la Biblia! Dios guió al rebelde pueblo de Israel con una nube de día y una columna de fuego de noche. Dios es el pastor de la parábola, que sale a buscar a la oveja perdida y la carga en sus brazos de vuelta al redil. Dios es un experto en recalcular la ruta para llevarnos a destino. No hace falta que perdamos el sueño por cada decisión a tomar, ni que vivamos aterradas de arruinar el plan de Dios para nuestras vidas. Dios es infinitamente más sabio y misericordioso que un GPS.
Padre, te agradezco porque tu plan para mi vida es mucho más fluido y resiliente de lo yo que creía. Lléname de tu paz al saber que si me desvío a la derecha o a la izquierda, tu voz continuará guiándome, recalculando el recorrido. Yo quiero hacer tu voluntad. Recuérdame, cuando tenga miedo a tomar decisiones, que tu misericordia y poder son más poderosos que mis errores. Tú cumplirás tu propósito en mí.
Amén