Su Palabra santifica
«Conságralos a ti mismo por medio de la verdad; tu palabra es la verdad». Juan 17: 17
En este texto, la palabra «conságralos» alude a la santificación, que como hemos visto, se refiere a apartar o dedicar algo a un uso exclusivo. Al pronunciar estas palabras, Jesús expresó su deseo de que sus discípulos, entre los que nos encontramos tú y yo, dedicáramos nuestra vida a la Gran Comisión. Aunque la santificación también requiere que nos abstengamos del mal, su sentido primario tiene que ver con aquello a lo que nos dedicamos. Esto me recuerda una historia.
Me sentía sumamente honrado de posar en casa de aquellos ancianos. Venerados, respetados y amados por la iglesia. Con una excelente reputación en la comunidad. Consejeros aceptados por cristianos y no creyentes. Antes de irme a la cama me senté a conversar con ellos por un largo rato y pude comprobar la sabiduría que solo vienen con los años. «Así quiero ser cuando sea viejo», me dije a mí mismo, y me pregunté cuál era su secreto.
Observé que los dos ancianitos, a la luz de una lámpara, cada noche abrían su Biblia para estudiar una porción de ella, oraban y se iban a su alcoba para dormir. Los observé hacer lo mismo toda la semana y concluí que posiblemente ahí radicaba su secreto.
Una de esas noches decidí prestarles un poco más de atención y me llevé una gran sorpresa. Vi cuando abrieron sus Biblias, observé cuando él extendió su mano, pude ver cuando ella colocó su mano sobre la mano de él y entonces vi cómo, con suma reverencia, él recorría con su dedo índice cada palabra, cada renglón, cada versículo y así hasta terminar el capítulo. Luego cerraron los ojos y, tomados de la mano, elevaron una oración al cielo: «Dios eterno, agradecemos tu amor al darnos este día de vida. Señor, acabamos de leer una porción de tu Palabra. Nosotros no sabemos lo que dice allí porque no sabemos leer, pero queremos pedirte que todas las promesas y todas las cosas buenas que están allí escritas y que han sido tocadas por nuestros dedos se puedan cumplir en nuestra vida».
¡No lo podía creer! No sabían leer, pero con todo eso tenían el habito de cada noche abrir la Palabra y hacer el año bíblico pasando su dedo por encima de cada frase del capítulo de turno. Definitivamente la exposición a la Palabra obra un cambio en nuestra vida. Tú que sí sabes leer, ¿estás leyendo tu Biblia? Hoy @Dios te dice: «Deseo hacerte una mejor persona, búscame cada día mediante las Escrituras».