Un templo para su Espíritu
«¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios y que no sois vuestros?». 1 Corintios 6: 19 RV95
Todas las mañanas recorría la misma distancia para ir a la universidad. Sabía el camino de memoria. A veces cerraba los ojos y caminaba sin tropezar. Aquel día, cuando cerró los ojos, tropezó con algo atravesado en la acera. Abrió los ojos y lo vio. Era un joven de cabello largo, con una barba de muchos días, sucia y llena de basura. La ropa, aunque era de calidad, apestaba por la suciedad. Estaba tirado en el suelo en medio de la basura. Asustada y pensando que se despertaría por el golpe que le propinó con los pies al tropezar, salió corriendo hasta llegar al portón de la universidad.
En toda la mañana no pudo concentrarse en las clases. La imagen de aquel hombre tirado en el suelo llenaba su mente. Al mediodía lo vio tirado en el mismo lugar, en la misma posición. Sintió algo en lo más profundo de su ser y lloró. Lloró por la miseria humana y por aquel ser desvalido. Al otro día colocó alimentos en recipientes y, sin pensarlo dos veces, se sentó al lado de aquel individuo, lo despertó, lo hizo sentarse y le ofreció la comida. Aquella tarde lo llevó a su casa y le prestó el baño, le dio ropa de su papá y lo invitó a cenar. Tomó su Biblia y buscó el texto de hoy y le explicó que su cuerpo había sido diseñado por Dios para ser la morada del Espíritu Santo. Acto seguido, le habló de la higiene, de la alimentación y de los hábitos cristianos de vida. Entonces oró por él.
Conocí a este hombre mientras se preparaba para ser pastor y me contó cómo Dios había transformado su vida, no solo espiritualmente, sino físicamente. ¿Sabes? A veces pensamos que el único cambio que Dios puede hacer en nosotros es el interior, pero Dios también desea que tengamos buena salud.
Hoy, el mensaje de @Dios para ti es: «Mi plan para tu vida incluye también tu cuerpo. Lo quiero todo de ti. Abre tu corazón para que el Espíritu Santo llene cada vacío y te fortalezca para vivir una vida de victoria para la gloria de mi nombre».