Su mirada concede paz
«Que el Señor te mire con amor y te conceda la paz». Números 6: 26
Aquel sábado en la tarde se puso de pie en la plataforma y les habló a todos los jóvenes presentes. La paz que inundaba su vida era evidente, se podía percibir en el recinto. Contó con voz tranquila y reposada cómo viajaba de una población a otra en el vehículo familiar después de llevar a uno de sus hijos a unos exámenes médicos. Su esposo conducía de manera cuidadosa precisamente porque la llevaba a ella y a sus hijos. Ya se encontraban cerca de su casa cuando un conductor embriagado los embistió de frente, destrozando el carro en que viajaban y matando a toda su familia. Solo ella sobrevivió. ¿Cómo enfrentar una situación así? ¿Dónde venden medicinas para ese tipo de trauma? Pero ella había encontrado paz en el Señor. No lo comprendía, no conocía el porqué, pero sí sabía que Dios estaba al control de su vida y eso la había llenado de paz.
Muy a menudo he conocido personas que creen que una relación con Dios se reduce a una simple transacción comercial, donde yo oro cada mañana, leo la Biblia y un libro devocional como este y a cambio obtengo protección y prosperidad. Pero nada más alejado de la realidad. Te invito a considerar por un momento la bendición sacerdotal, de donde he tomado el versículo para reflexionar hoy. La fórmula sacerdotal para la bendición que aparece en este pasaje (Números 6: 24-26) ofrece una triple bendición para los hijos de Dios: la protección divina, la gracia de Dios y la paz de Dios.
Este pasaje tan conocido menciona la mirada de Dios sobre nosotros, una mirada compasiva y con agrado. Esta mirada conlleva amor, atención y bendición. En las Escrituras, Dios muestra su aprobación y bendición mostrando su rostro. Por el contrario, muestra su desagrado o disgusto ocultando su rostro. El Talmud, una obra que recoge las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos, parábolas, historias y leyendas, dice que el sello de todas las bendiciones es la paz, justo como dice el pasaje de hoy. Pero la paz que Dios te promete hoy no depende de un estado de ánimo, ni de las circunstancias. Es una paz que va más allá, como vimos en la historia del inicio.
Hoy @Dios te dice: «Sin importar las circunstancias que estés atravesando, yo te garantizo mi paz. Puedes estar seguro de que mis ojos están sobre ti y hoy cuentas con mi favor».