No te contamines
“Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey, así que le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse” (Daniel 1:8, NVI).
Jerusalén era la hermosa ciudad donde vivía el pueblo de Dios, pero a causa de su desobediencia las cosas empezaron a salirse de control. Eran tan desobedientes que las advertencias de Dios no daban resultado. A causa de esto Dios permitió que el rey de Babilonia conquistara Jerusalén y se llevara prisionero al pueblo de Israel. Y es ahí cuando cuatro jóvenes príncipes muy guapos e inteligentes (solo un poco más grandes que tú), Daniel, Ananías, Misael y Azarías, fueron capturados y llevados lejos de su hogar para ser esclavos al servicio del rey.
No se sabe mucho de su origen ni el nombre de sus padres, pero lo que sí sabemos es lo que sus padres les enseñaron “hábitos de estricta temperancia. Se les había enseñado que Dios los tendría por responsables de sus facultades, y que no debían atrofiarlas ni debilitarlas” (PR 353). ¿Qué son los hábitos de temperancia? Es el autocontrol y el dominio propio para no usar cosas dañinas, y a su vez, usar moderadamente lo que es bueno. Es elegir comer y beber lo es que saludable y no consumir nada dañino. Es elegir resistir a la tentación.
Cuando estos adolescentes fueron llevados ante la presencia del imponente rey de Babilonia, el rey vio sus cualidades y planeó hacerlos participar de sus tradiciones. Pero, ¡esas tradiciones estaban en contra de los principios de los jóvenes! El rey ordenó que les diesen alimento y bebidas de la mesa real. Ahora, la decisión más importante dependía de ellos. ¿Podría un rey cambiar los principios que sus padres les habían enseñado?
Daniel no vaciló; aunque sabía que podía costarle la vida, decidió hacer lo correcto. “Se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey”. El secreto de una vida temperante empieza en casa, pero tarde o temprano llegará el momento en que te tocará elegir.
Daniel y sus amigos pasaron de ser esclavos a consejeros del rey porque Dios les dio sabiduría. Estoy segura de que, si te mantienes del lado correcto, Dios también te pondrá en un lugar de influencia. Por eso, cuando tus amigos u otras personas quieran convencerte de hacer algo dañino, haz como Daniel. Sé valiente, ¡no te contamines!
Magaly