Prometió acompañarnos
«Pero el Señor tuvo misericordia y compasión de ellos, y por causa de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob, puso su atención en ellos y no quiso destruirlos ni arrojarlos de su presencia. Y hasta ahora no lo ha hecho». 2 Reyes 13: 23
Dios no miente, él cumple sus promesas. Lo dice la Palabra en Números 23: 19: «Dios no es como los mortales: no miente ni cambia de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la cumple». En la Biblia encontramos que Dios hizo una alianza, él prometió brindar su apoyo y presencia a su pueblo en el pasado. Lo hizo con Abraham y luego lo ratificó con Isaac y con Jacob. Ese pacto se mantiene hasta hoy. Nos alcanza a nosotros.
Una dama que conducía en la noche vio cómo un inmenso tractor se le acercó peligrosamente y le hizo señas con las luces. Como era de noche, la dama pensó que aquel conductor quería hacerle daño, así que aceleró y se alejó del camión. Al mirar por el retrovisor, observó que el camión también aceleró y se le acercó nuevamente. Entonces ella se puso a un lado y redujo la velocidad para dejarlo pasar, pero el camionero también redujo la velocidad y se le acercó peligrosamente. La dama ahora estaba convencida de que ese hombre le quería hacer daño, así que aceleró a fondo para huir de él.
Condujo varios kilómetros en una extraña carrera por alejarse, para ver con desaliento que el camión seguía allí, siguiéndola de cerca. En un sector del camino, vio un restaurante a la orilla de la carretera, se detuvo, bajó del carro y corrió hacia el restaurante pidiendo auxilio. Observó que el camión entró al estacionamiento y frenó bruscamente. El camionero se bajó, corrió hacia el vehículo de ella, abrió la puerta trasera y sacó del cuello a un hombre que estaba escondido en el asiento trasero acechando con un puñal. ¡Todo el tiempo había estado huyendo del camionero, pensando que él quería hacerle daño y, en realidad, él, desde su vehículo más alto, había observado al bandido agazapado allí y había tratado de advertirle! Pero ella huyó de él, huyó de la persona equivocada.
Muchos hacemos lo mismo, huimos de Dios, del que tiene un punto de vista más elevado que nosotros, del que ve la realidad de nuestra situación y no nos percatamos de que nos hace todo tipo de señas para advertirnos del mal. Ese mismo @Dios te dice hoy: «Deja de correr, acepta mi ayuda».