El Cordero es la mayor provisión
«Dios se encargará de que haya un cordero para el holocausto». Génesis 22: 8
Me gusta visitar la librería cristiana y, de manera particular, la sección de detalles para regalos. Impresiona ver los innumerables objetos que se encuentran allí: pines, vasos, tazas, prendedores, marcadores de lectura, tarjetas… La última vez que visité mi tienda preferida le pedí a una de las damas que atiende allí que me ayudara a buscar un regalo para una familia. Sin mucho rodeo me mostró una hermosa loza para colocar en la pared que tenía una leyenda muy peculiar:
«Jehová Jireh es el proveedor de esta familia». No vacilé en pedirle que lo envolviera de la manera más agradable posible.
El día en que visité a la familia y le entregué el detalle me hicieron una pregunta que no esperaba.
—Pastor, disculpe la pregunta, Jehová Jireh ¿es el proveedor de qué?
Bueno me tocó casi dar un estudio bíblico para explicarlo. Inicialmente les mostré que la Biblia está llena de pasajes que muestran a Dios como un fiel proveedor de nuestras necesidades diarias y que, de muchas maneras, Dios tiene cuidado de nuestras más sentidas necesidades. Pero fue necesario afinar más la explicación para poder mostrarles el significado mayor del pasaje.
En el capítulo 22 de Génesis, Dios le pide a Abraham que sacrifique a su hijo. Abraham, demostrando una confianza extrema en Dios, decide obedecer a pesar de su profundo dolor y confusión, pero en el momento en que va a ejecutar el sacrificio, el ángel del Señor se lo impide. Dios proveyó un carnero para que tomara el lugar de Isaac. La afirmación de Abraham es una señal que apuntaba hacia el futuro, a la forma en la que Dios también ofrecería a su propio Hijo como sustituto por el pecado de aquellos a quienes él desea salvar.
Jehová Jireh es una promesa de redención del pecado. Nosotros debíamos morir por nuestros pecados (Romanos 6: 23), pero Dios entregó a su Hijo, el Cordero que quita el pecado del mundo (Juan 1: 29). Nuestra salvación no fue improvisada, fue provista.
La siguiente vez que visité aquel hogar me percaté de que habían trasladado el regalo de la sala a la cocina y pensé que si hay algún lugar de la casa en que el @Dios que provee debe estar, más que en la cocina o la sala, es en nuestro corazón. Invítalo a morar en ti.