No hay lugar para la duda
«Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él». 1 Juan 4: 9
Ella era la columna vertebral de la pequeña iglesia. Aunque joven, tenía la entereza y las fuerzas para liderar al grupo de hermanos, una hermosa voz para cantar y dirigir la adoración, y conocimiento de la Palabra para edificar con la predicación. Era inteligente, educada y muy consagrada. Se había ganado la admiración, el respeto y el amor de la feligresía. Yo anhelaba tener la fuerza de ella, la capacidad y el conocimiento, por eso se convirtió en mi modelo. Ella me enseñó a predicar. Me dio las clases, me ayudó a preparar mi primer sermón y el día que me tocaba predicarlo ella me acompañó. Era una líder natural.
Pero un día se enfermó y las cosas se pusieron mal. Todos nos preocupamos y oramos por ella. Hicimos vigilias para suplicar por su salud, pero nada parecía servir. Un médico tras otro, un tratamiento y otro, y finalmente murió. Su familia sufrió mucho, y los jóvenes nos empezamos a preguntar por qué Dios no manifestó su amor por ella, por nosotros y por su iglesia. Nos hicimos mil preguntas acerca del amor de Dios. Quedamos a la deriva con nuestros interrogantes y nuestro dolor. No podíamos superar su ausencia. Necesitábamos respuestas y no aparecían. Nunca nos sentimos tan solos y olvidados como en ese momento.
Fue entonces cuando vino aquel viejito amado y nos leyó el pasaje que he colocado al inicio de esta reflexión y nos lo explicó. Nos dijo que nadie podía dudar del amor de Dios porque él ya nos había dado la máxima demostración de que nos amaba cuando decidió enviar a su Hijo a este mundo a nacer, a vivir como un ser humano, a sufrir el desprecio y la ignominia, y a morir por la raza humana pecadora. Dios demostró su amor antes de que naciéramos, antes de que derramáramos la primera lágrima, antes de que supiéramos lo que es el dolor, antes de que entendiéramos o experimentáramos el sufrimiento.
Dios entregó a su Hijo único para experimentar la soledad y el desprecio, para sufrir lo indecible, para morir en la cruz. Su amor quedó demostrado de antemano. No hay espacio para la duda. ¿Tienes dudas del amor divino? Hoy @Dios te dice: «Te amo desde antes de que nacieras. El sacrificio de Cristo así lo demuestra».