Él es por D + bueno
«Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin” (Salmo 100:5).
Hay una recomendación de madre que todos ya han escuchado al menos una vez: «¡Sé bueno!” Este consejo tiene algunas variables: “¡Compórtate!”; “¡Sé obediente!”; “¡Pórtate bien!», o algo así. Estas frases se escuchan a menudo cuando estamos a punto de salir con amigos o pasar tiempo con ellos. Y ¿qué solemos responder? “¡Seguro!”, una especie de garantía o contrato que dice que no vamos a hacer nada ilegal o que pueda empañar nuestra imagen y nuestra persona.
Necesitamos que nuestros padres nos recuerden que debemos ser buenos, porque no lo somos por naturaleza. Dado que SIEMPRE tenemos la oportunidad de elegir el mal, es mejor SIEMPRE escuchar ese recordatorio.
Ese es el tipo de cosas que nadie necesita hacer con Dios. No necesita que le recuerden “ser bueno”, Dios es así sin esforzarse. Aveces, no entendemos su bondad, pero siempre está ahí. Por ejemplo, fue amable con José, a pesar de que el niño fue intimidado por sus hermanos y vendido como esclavo. Estaba con José en la casa de Potifar y en la cárcel. Y en todo momento Dios fue bueno. José entendió esto. Por lo tanto, pudo reproducir esta bondad cuando se reunió con sus hermanos en Egipto muchos años después.
José entendió que, incluso cuando no lo parezca, ¡Dios está obrando para que suceda lo mejor en nuestra vida! ¡Lo hace porque es bueno! La bondad de Dios en nuestra vida siempre nos recuerda que también debemos ser buenos con las personas. No lo olvides: el Señor siempre es bueno. Sé así también.