Miércoles 18 de Enero de 2023 | Matutina para Jóvenes | Lo oculto

Miércoles 18 de Enero de 2023 | Matutina para Jóvenes | Lo oculto

Lo oculto

Hice pacto con mis ojos, ¿cómo, pues, había yo de mirar a una virgen? Job 31:1.

  Lo llamativo de la integridad de Job es que nos hallamos ante una persona normal. A cualquier padre que ama a sus hijos se le habría ocurrido eso de hacer sacrificios por ellos cuando sabe que han pasado el fin de semana de juerga. Intentaba con su espiritualidad compensar la de sus retoños pecadores. Cualquier esposo de bien a quien se maldice, como maldijo su esposa a Job, tiende, como él, a guardar silencio. Cualquier inocente de verdad al que se acusa de una culpa que no ha cometido, se defiende diciendo que es mentira. Job es un hombre normal… solo que con ganas de hacerlo bien.

  ¿Cómo era su relación de pareja? No lo sabemos específicamente, tenía varios hijos y todo parecía estar bien hasta que llegaron las desgracias. Su esposa, seguramente, lo abandonó. ¿Estaba con él por su posición y riquezas? Tampoco lo sabemos, es una posibilidad. Lo que sí sabemos es que ese hombre íntegro quiso serlo hasta lo más profundo de su ser. En su época, era usual la poligamia, y el concubinato no era correcto pero era común. Y Job decidió hacer las cosas correctamente en su relación con su esposa, e hizo un pacto. Un pacto consigo mismo, un pacto con sus ojos. No iba a detener la mirada en una doncella para, en lo oculto, desearla. No, porque quería ser correcto hasta en ese espacio en el que solo se encuentran nuestros pensamientos y Dios. ¡Qué lección!

  El mismo Jesús opinó sobre este asunto, cuando dijo: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mat. 5:28). El pecado no tiene que ser público para ser pecado. Hay muchos pecados que nunca se realizaron y que modifican nuestro carácter hasta hacerlo inadecuado para la eternidad. Jesús, en una hipérbole dramática (él recurría a esta manera de hablar cuando quería dejarnos algo muy claro), sugiere que nos arranquemos el ojo antes de seguir pecando. Un poco exagerado, pero nos pone sobre aviso acerca de la gravedad de este asunto.

  Este, en nuestros días, es un tema muy delicado. La belleza se ha confundido con la piel. La amistad normalmente solo se renueva con intereses o con una petición de las redes sociales. El amor no se vive, solo se hace. Es hora de que paremos el ritmo y hagamos un trato con nuestros ojos: ¡Vamos a portarnos bien, y todos tan contentos!

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