Los edificadores anónimos
“Después dijeron: ‘Vengan, vamos a construir una ciudad y una torre que llegue hasta el cielo. De este modo nos haremos famosos y no tendremos que dispersarnos por toda la tierra’ ” (Génesis 11:4).
Tres razones impulsaron a los habitantes del reino de Nimrod a edificar la torre: primero, querían tener una puerta de acceso a sus dioses; en segundo lugar, querían ser famosos; finalmente, querían utilizarla como lugar de refugio ante alguna calamidad.
“Babel” significa “puerta a dios”. Ellos trabajaron unidos para estar más cerca de sus dioses. Sin embargo, Dios cambió el significado de Babel a “confusión”. Cuando Dios intervino y creó diferentes idiomas, ese se convirtió en un lugar de bullicio inentendible. Algo semejante ocurre con cualquier persona que busca encontrarle sentido a la vida sin Dios: el resultado siempre será confusión.
La segunda razón tiene que ver con que deseaban ser famosos y que todos recordaran siempre sus nombres. Pensaron que esa torre facilitaría ese recuerdo. En realidad, nadie sabe el nombre de los edificadores: todos pasaron al olvido. Así ocurre con todos los que no ponen su confianza en Dios. Si tú anhelas que tu nombre sea famoso y se recuerde en el tiempo, la única manera de lograrlo es aceptar a Jesús como tu Salvador personal. Entonces serás famoso, no por ti, sino por el Nombre que es sobre todo nombre: Jesucristo (Hech. 4:10-12). Por otra parte, la construcción en Sinar se convirtió en un proyecto frustrado. Es desalentador empezar una actividad y no terminarla, ya sea por falta de voluntad, por no ser perseverante o por una mala planificación. No habla bien de nadie dejar proyectos a la mitad. Si te propones objetivos según la voluntad de Dios y tienes su bendición, siempre debes terminar lo que empieces.
Por último, al frustrarse el plan ya no tendrían un lugar para refugiarse ante alguna crisis. Lo que ellos no entendieron, o no quisieron reconocer, es que Dios siempre nos da su protección en cualquier lugar. Su cuidado para nosotros no depende de una gran construcción, sino de su gracia a pesar de las circunstancias. No lo olvides, hoy y siempre ora a Dios para que guíe tus pasos, y para que sus ángeles te acompañen a tu familia y a ti.