Entre paréntesis
…(de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra)… Efesios 3:15.
El paréntesis, en español, se emplea para añadir información o realizar comentarios cuando escribimos. Es como si hiciésemos una parada en nuestro discurso, dejásemos las cosas claras, y volviésemos a lo que estábamos diciendo. En la Biblia se suele emplear el recurso de la aclaración o el de la inclusión para facilitar algún dato que el autor cree que es necesario que conozcamos. En ocasiones quiere enfatizar una idea.
En Efesios 3:15, Pablo está hablando de los gentiles, de su misión y de orar a Dios, y hace un paréntesis. Indica que todos, los que vivimos en la Tierra y en los cielos, somos una misma familia porque todos tomamos nuestro apellido de Dios. ¿Era necesaria esta aclaración? Era necesaria porque podríamos considerar que la familia de Dios son solamente los que creen en Jesús, los cristianos. Y no es así. La familia de Dios son todos los seres inteligentes del universo, los caídos y los no caídos, los creyentes y los no creyentes, los cristianos y los no cristianos. Es más, los que consideramos buenos y los que consideramos malvados. Todos, absolutamente todos. Ya lo había dicho en Efesios 2:17 al 19: “Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos y a los que estáis cerca, porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios”.
Es tiempo de que comprendamos esta realidad, porque Dios no es nuestra pertenencia personal. Dios es Dios, es el Creador. Nosotros somos sus criaturas, somos sus posesiones, sus hijos. Y dado que somos familia, tenemos que actuar como tal.
Alguno me dirá que el mismo Pablo pide que tratemos de forma especial a los que son de nuestra fe. Ese argumento es cierto en parte, pero el texto dice algo más: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe (mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano)” (Gál. 6:10, 11). En cuanto tengamos oportunidad, hagamos bien a todos. Tenemos primos segundos y terceros, y decimonovenos, que no conocen a Jesús pero que son familia. Tratémoslos con cariño. Por cierto, por si alguno tenía dudas, Pablo lo escribe con su propio puño y letra (letra grande de alguien que por la edad tenía problemas de la vista, aunque no de visión).
Ahora que sabes que somos familia: ¡Te deseo lo mejor! (Tenía que decírtelo).