Quien lee es feliz
“Dichoso el que lee” (Apocalipsis 1:3).
¿Cómo es tu relación con la lectura? ¿Pasas la mayor parte del día frente a una pantalla o con un libro en la mano? Si quieres desarrollarte en la vida, no tengas dudas de que la lectura es la forma más eficaz de hacerlo.
Quien lee entra en contacto con el universo del conocimiento y la cultura. El hábito de leer buenos libros contribuye a la capacidad de reflexionar y analizar las cosas que se desarrollan en la mente. Esto hace que la persona sea más inteligente y esté preparada para los desafíos de la vida.
La lectura estimula el pensamiento y la imaginación. A diferencia del entretenimiento digital, que, en general, nos convierte en simples espectadores de la creación de otros, la lectura pone a trabajar nuestra mente.
Al leer, es posible “viajar” y descubrir culturas milenarias distintas de la nuestra, conocer hechos desconocidos e ideas de alto vuelo intelectual. A quienes leen les resulta más fácil escribir. Además, enriquecen su vocabulario y desarrollan la capacidad de interpretar textos y la realidad.
¿Alguna vez te has detenido a pensar que la forma más poderosa que tenemos de conocer a Dios es leyendo un libro? En esta vida, lo más cerca que podemos llegar de la realidad divina es por medio de la Biblia.
Si leer buenos libros nos ayuda, leer la Biblia nos pone en contacto con Dios. En estas sagradas páginas, Jesús se revela y, al conocerlo, podemos ser salvos. Trata de leer más la Palabra de Dios y, como dice el versículo de hoy, serás muy feliz y bendecido.
