“Les enseñará todas las cosas”
“El Espíritu Santo […] les enseñará todas las cosas” (Juan 14:26, NVI).
Aún me quedo atónito cuando recuerdo la entrevista que Ilia Calderón, una periodista afrocolombiana de Univisión, le hizo a Christopher Barker, un reconocido líder del grupo supremacista blanco Ku Klux Klan. En dicha entrevista, el señor Barker, bajo el eslogan “por Dios, por la raza y por la nación”, dijo estar dispuesto a quemar a todos los que no tuvieran los “atributos divinos”. De acuerdo con Barker, básicamente son dos atributos: ser blanco y tener los ojos azules.
Lo que me dejó perplejo fue que Christopher Barker basó en las Sagradas Escrituras su desprecio por todo el que no fuera blanco. Constantemente citaba la Biblia como la fuente de autoridad para sus ideas. Por ejemplo, citó Levítico 19:18: “No seas vengativo ni rencoroso con tu propia gente. Ama a tu prójimo, que es como tú mismo” (DHH), mientras con los ojos llenos de ira, le decía a la entrevistadora que le era imposible tratarla como su prójimo, ¡porque la Biblia se lo prohibía! Según Barker, dicha cita bíblica limita la palabra “prójimo” a su “propia gente”. Si no eres de su “propia gente”, entonces no eres su prójimo.
Pero, según la Biblia, mi prójimo es todo el que no sea yo, sin importar quién sea, qué haga o de dónde venga (ver Luc. 10:25 al 37). Curiosamente, la misma palabra hebrea que se traduce como “prójimo” también alude a mi “adversario” en 2 Samuel 2:16 y Proverbios 18:17. Jesús, Pablo y Santiago citaron Levítico 19:18, y ninguno de ellos interpretó el pasaje como lo hizo Barker.
En realidad, para vivir lo que dice Levítico 19:18 necesitamos algo más que simplemente leer. Jesús le dijo a un grupo de religiosos de su tiempo que leían asiduamente la Palabra: “El error de ustedes es que no conocen las Escrituras” (Mat. 22:29, RVC). Si queremos leer y aplicar la Biblia de manera correcta, tenemos que dejar que esta maravillosa y grandísima promesa sea una realidad en nuestra vida: “El Espíritu Santo… les enseñará todas las cosas” (Juan 14:26, NVI). En Juan 16:13, Jesús agrega que el Espíritu nos “guiará a toda la verdad”.
Al leer la Biblia, hemos de estar dispuestos a ser instruidos por el Maestro celestial. Como el salmista, deberíamos orar: “Encamíname en tu verdad y enséñame” (Sal. 25:5). Si lo hacemos, amaremos a Barker, pero repudiaremos sus enseñanzas.
Efectivamente sin Cristo el ser humano es nada; mi pedido es deseo los libros por Sendas Extraviadas y Cartas para mi hijo o Vislumbres de Esperanza