Conexión correcta
“Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo” (Juan 12:32).
En el juego del teléfono, hecho con un hilo y dos vasos, es posible escuchar lo que la otra persona está diciendo, incluso si está lejos. Esto sucede porque el sonido se propaga a través de ondas que recorren el hilo, haciendo que el mensaje llegue fácilmente al oído de la persona con la que uno se está comunicando. Para que el juego funcione, es necesario mantener el hilo bastante tenso. Si lo cortas o si simplemente pellizcas una parte con tus dedos, la conexión se romperá.
En el jardín del Edén, Adán y Eva se comunicaban con Dios todos los días. Era como si el hilo que los unía a Dios estuviese estirado todo el tiempo. Sin embargo, el pecado cortó la comunicación entre ellos; de hecho, el pecado separó a toda la humanidad de Dios. Y él, por lo tanto, resolvió el problema enviando a Jesús a reparar el daño que había hecho el pecado. Jesús es el único que nos conecta con Dios.
Si sientes que tu conexión con Dios está un poco comprometida, es hora de pedir a Jesús que se encargue del mantenimiento. No necesitas programar un día, hora y lugar para que él realice el servicio de mantenimiento. Él puede restablecer la conexión entre tú y Dios ahora mismo.
