Sábado 23 de Julio de 2022 | Matutina para Adolescentes | Todo el camino hacia atrás

Todo el camino hacia atrás

“De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajoel cielo otro nombre dado a los hombres mediante elcual podamos ser salvos” (Hechos 4:12, NVI).

¿Cuál es el viaje más divertido que has hecho? ¿Un campamento? ¿Un viaje a Disney World? ¿Surfear en el mar o explorar museos? ¿Qué tal un viaje de 5.000 kilómetros por carretera? Charles Creighton y James Hargis hicieron uno, pero no de la manera en que te imaginas. Los viajes a través de Estados Unidos no eran una gran noticia, ni siquiera en 1930. Pero, el 23 de julio, el viaje que Charles y James realizaron fue noticia. ¿Por qué? Porque condujeron su Ford Modelo A de 1929 de Nueva York a Los Ángeles y, en el viaje de vuelta, ¡lo hicieron marcha atrás!

¿Por qué lo hicieron? ¿Porque podían? ¿Para poner su ciudad natal, ­Maplewood, Nueva Jersey, en el mapa? ¿Porque estaban locos? Bueno, era una manera de establecer un récord, y uno que no es probable que se repita. El viaje de ida y vuelta duró 42 días, y condujeron 11.555 kilómetros hacia atrás. ¿Cuál era el objetivo? Sin duda, Charles y James lo hicieron como una broma, solo para entrar en los libros de récords. Ahora se puede atravesar el país en coche, en avión, en tren… o incluso en kayak, si se encuentran suficientes ríos y arroyos. Se puede ir a pie; en bicicleta; en carretilla; o incluso en coche todo el camino marcha atrás, aunque no me gustaría hacerlo por las montañas.

Ahora, si lo que uno desea es llegar al cielo, solo hay una manera de hacerlo: a través de Jesús.

En el libro de los Hechos, Lucas cuenta la historia del primer Pentecostés en la iglesia primitiva. Jesús había ascendido al cielo apenas diez días antes, y ahora sus discípulos predicaban con gran ánimo en el complejo del Templo. Miles de judíos habían llegado de todos los países del Imperio Romano. Pedro encabezaba la campaña de evangelización, haciendo todo lo posible con su ardiente mensaje sobre un Salvador crucificado y resucitado. Esto enfureció tanto a los líderes del Templo que los arrestaron a él y a Juan, y los mantuvieron en prisión toda una la noche. A la mañana siguiente, los liberaron y les exigieron que dejaran de predicar en el nombre de Jesús. Pero nada podía detener a Pedro. Unas semanas antes, cuando Jesús fue juzgado, Pedro había negado que conocía a su Señor.

Ahora, con la oportunidad de compensar su cobardía, Pedro estaba dispuesto a sufrir cualquier cosa por la causa de Jesús. Para Pedro, dar testimonio de Cristo era pura alegría. Pedro predicaba que Jesús era el único camino al cielo y que lo seguiría siempre, aunque tuviera que morir por ello.

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