Matutina para Menores | Jueves 08 de Junio de 2023 | El valle de Acor

Matutina para Menores | Jueves 08 de Junio de 2023 | El valle de Acor

El valle de Acor

“Acán respondió a Josué: ‘Verdaderamente yo he pecado contra Jehová, el Dios de Israel; he hecho así y así’ ” (Josué 7:20, RVR 1960).

Aunque Dios pudo decirle a Josué quién era el culpable, ordenó una investigación desde la tribu, hasta la familia y hasta la persona responsable de la derrota en Hai. Acán tuvo la oportunidad de reconocer su error desde que el ejército fue derrotado, pero no se arrepintió; pudo confesar cuando la investigación avanzaba y se acercaba a su familia, pero nunca lo hizo. Hasta que él fue señalado, y dijo las palabras del versículo de hoy. ¿Crees que ese arrepentimiento fue genuino? De ninguna manera. Las circunstancias, el verse descubierto, lo obligaron a ese reconocimiento. Bajo esta misma categoría están personajes como el Faraón (Éxo. 9:27), Balaam (Núm. 22:34), el rey Saúl (1 Sam. 15:24) y Judas (Mat. 27:4).

El pecado trae consecuencias; en este caso, la muerte de 36 soldados. Cuando Acán fue identificado ante el pueblo como el responsable, ¿cuál habrá sido la expresión en los rostros de los familiares de los 36 soldados que habían muerto? Y la familia de Acán también sufrió las consecuencias, porque cooperaron en ocultar lo robado y encubrieron el error. En consecuencia, toda la familia murió en el Valle de Acor.

En Gilgal y en el Jordán quedaron como recuerdo monumentos de piedra para celebrar la gracia y la misericordia de Dios; en el Valle de Acor también quedó un montón de piedras, pero para recordar la justicia de Dios. De ahí en adelante la expresión “Valle de Acor” llegó a significar “tragedia, lamento y derrota”. Más adelante, tanto el profeta Isaías como el profeta Oseas usan la expresión “Valle de Acor” con un nuevo significado: como un lugar de reposo y pastizales, y como una puerta de esperanza (Isa. 65:10; Ose. 2:15). Cuando le damos el control a Dios, él puede transformar cualquier situación.

Lo mismo puede pasar con nosotros. Cuando nos arrepentimos de verdad y buscamos a Dios de corazón, ninguna derrota permanecerá por siempre. El Señor puede cambiar nuestros fracasos por victorias, y darnos la oportunidad de vencer aquello que antes nos venció.

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