Matutina para Adolescentes, Sábado 10 de Abril de 2021

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La profecía dada antes de morir

“Jacob llamó a sus hijos y les dijo: ‘Acérquense y les diré lo que les va a pasar en el futuro’ ” (Gén. 49:1).

Al enterarse de que su amado hijo José estaba vivo (lo menos que le importó fue que era el gobernador de Egipto) Jacob se quedó atónito. Pero ver a sus diez hijos mayores convertirse finalmente en hombres honorables debe haber sido otra verdadera sorpresa.

La vida de Jacob había sido de telenovela: huyó de su hermano gemelo para luego reconciliarse con él; despertó de su noche de bodas para descubrir que se había casado con la hermana equivocada; vio a sus esposas en contienda; sufrió cuando sus hijos mataron a sus vecinos por la violación de su hermana; lloró la pérdida de su amada Raquel, que murió dando a luz a su hijo menor. Y ahora se encontraba con José, su hijo perdido. Aunque esto no cambiaba lo que había sucedido antes, para él era vivificante.

En Egipto, padre e hijo se fundieron en un interminable abrazo entre lágrimas, que marcó el final de sus años de separación y el inicio de un nuevo comienzo.

Pasaron diecisiete años de abundancia y regocijo. Finalmente, Jacob convocó a sus hijos para bendecirlos y profetizar sobre su descendencia.

A Rubén, su primogénito, el que debía recibir la mayor bendición pero que la perdió debido a su intento de usurpar la autoridad de su padre al acostarse con su concubina, le dijo: “Ya no serás el primero, porque eres como un torrente incontenible” (Gén. 49:4).

A Simeón y Leví, instigadores de la matanza siquemita, les predijo que sus descendientes se dividirían y dispersarían. Sin embargo, los descendientes de Leví desafiaron la profecía, ya que muchas profecías bíblicas están condicionadas a las decisiones humanas. Los integrantes de la tribu de Leví se convirtieron en sacerdotes al ser los únicos que se negaron a adorar al becerro de oro.

A Zabulón, Jacob le predijo: “Vivirá a la orilla del mar” (versículo 13). “Aser disfrutará de comidas deliciosas; ofrecerá manjares de reyes. Neftalí es una gacela libre, que tiene hermosos cervatillos” (versículos 20, 21, NVI). “Isacar es un animal de carga que descansa en sus establos” (versículo 14).

Judá recibió la profecía más importante. Jacob lo comparó con un león y declaró que gobernaría sobre sus hermanos. Y mientras Jacob veía con los ojos de la fe al verdadero León de la tribu de Judá por venir, recordó el episodio de la escalera; y a Aquel que luchó con él: el Redentor.

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