Gedeón
“Gedeón volvió a contestar: ‘Una vez más, perdón, señor, pero ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más pobre de toda la tribu de Manasés, y yo soy el más pequeño de mi familia’ ” (Jueces 6:15).
Dios eligió a un hombre desanimado. Durante siete años Israel estuvo sometido por los madianitas, quienes les robaban la cosecha. Cada vez que se aproximaba el enemigo, los israelitas corrían a esconderse en cuevas. ¡Qué decepcionante! Israel era víctima en su propia tierra. Cuando el Ángel del Señor se presentó a Gedeón, este manifestó su decepción. Se sentía insuficiente por ser parte de una familia muy chiquita.
Dios llamó a un hombre, aunque en su casa había idolatría. Para que Gedeón pudiera ser un libertador, primero necesitaba limpiar su casa de la idolatría. La misión no era sencilla, ya que su padre había levantado un altar en honor a Baal. Gedeón usó la fuerza de un toro para destruir ese lugar. Con un poco de miedo por las consecuencias, lo hizo de noche.
Dios llamó a un hombre que pedía pruebas. Gedeón tenía muchas dudas, pero Dios las disipó mostrando su poder. Primero, Gedeón colocó “el cuero lanudo de una oveja” (vers. 37). Pidió que el rocío de la mañana solo mojara ese cuero, pero no la tierra. Dios respondió tal como Gedeón pidió. Al siguiente día, el pedido fue lo contrario: que la tierra alrededor del cuero lanudo estuviera mojada, pero no el cuero; Dios también respondió tal como Gedeón solicitó (vers. 39). Dios fue paciente y le dio seguridad de que estaría con él.
Gedeón triunfó porque Dios le dio el Espíritu Santo. “El espíritu del Señor se adueñó de Gedeón, y este tocó un cuerno de carnero para que se le unieran los del clan de Abiézer” (vers. 34). Esta fue la clave de su éxito. ¿Has permitido que el Espíritu Santo se “adueñe” de ti?
Ningún juez de Israel fue un hombre de fe perfecta, sino que la fe se desarrollaba más al caminar con Dios. En Hebreos 11:32 Gedeón aparece como un ejemplo de fe. Tú también puedes desarrollar confianza en Dios. ¿Cómo? Habla con él en oración todos los días y presta atención a lo que él te dice en su Palabra.