“Oirás una voz”
“Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: ‘Por aquí es el camino, vayan por aquí’ ” (Isaías 30:21, DHH).
La gente del siglo XXI se jacta de ser autosuficiente, de tener la capacidad de tomar sus propias decisiones sin que nadie les trace pautas, mucho menos Dios. Es curioso que el mismo grupo que, arrastrado por las corrientes de la posmodernidad se supone independiente, toma la mayor parte de sus decisiones bajo la influencia y la dirección de un algoritmo, un amo electrónico que sutilmente ha asumido el control de lo que hacemos.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista New Scientist, para la mayoría de nosotros resulta imposible pasar un día de nuestra vida sin interactuar con un algoritmo.¹⁴⁵ Por ejemplo, entro en una tienda de libros en busca de algunos títulos. Luego me voy a revisar mis redes sociales, y me encuentro con varias plataformas anunciándome los mismos libros que acabo de ver. Y es que Facebook, Instagram, Google, Amazon, todos usan algoritmos que se dedican a conocer cada detalle de nuestra vida y luego usan esa información para inducirnos a tomar decisiones de todo tipo. La suma de la información provista por los algoritmos revela patrones de nuestra vida relacionados con lo que creemos, con lo que nos gusta, con lo que es de nuestro interés.
A veces los algoritmos nos guían a tomar decisiones acertadas y otras veces nos inducen a endeudarnos o adquirir algo que no necesitamos. Hace unos años el algoritmo que Amazon utilizaba para calcular el precio de sus libros dedujo que el del libro The Making of a Fly [La creación de una mosca] era un poco más de veintitrés millones de dólares. Es evidente que si seguían el algoritmo, no venderían ni un solo ejemplar de ese producto.
Lo cierto es que, aunque no podamos ver un algoritmo, están ahí, influyendo en nuestro diario vivir. Si un algoritmo puede influir en lo que hacemos, ¿no nos resultaría más beneficioso dejar que nuestro Creador tenga el papel protagónico a la hora de tomar una decisión? Si dejamos que sea Dios el motor principal de nuestra existencia, aunque no lo veamos, él estará con nosotros.
Él nos promete que en nuestras encrucijadas, cuando más lo necesitemos, oiremos su voz diciéndonos: “Por aquí es el camino, vayan por aquí” (Isa. 30:21, DHH). ¿Estamos oyendo esa voz?
145 “The algorithms that run your life”, New Scientist (19 de junio 2021), pp. 34-27.