Benaías
“Esta acción de Benaías, hijo de Joiadá, le hizo ganar fama entre los treinta valientes; y recibió más honores que ellos […]. Y David lo puso al mando de su guardia personal” (2 Samuel 23:22, 23).
Como aprendimos ayer, David se negó a beber el agua, pero además la derramó en la tierra como una ofrenda a Dios (23:16, 17). Esa agua representaba la entrega y el valor de cada uno, pues esa era la actitud que caracterizaba a los 37 valientes (23:39): estaban dispuestos a dar la vida. Aunque hoy no estamos en un combate físico, sí estamos en un combate espiritual. ¿Qué mejor que dedicarle la vida a Dios?
Un personaje que se distinguió por su entrega y valor fue Benaías. Era hijo de Joiadá. Sus acciones heroicas quedaron registradas para inspirar compromiso y dedicación en nuestros desafíos personales. Benaías mató a un gigante. Solo llevaba un palo, pero pudo arrebatarle al gigante egipcio su lanza y con esa misma lo mató. Además, terminó con la vida de dos moabitas y llegó a ser conocido como el “mata leones”. Esto último se destaca porque lo hizo entre muchas desventajas: mató a un león en un lugar oscuro, una cueva, y con un clima complicado, pues estaba nevando (vers. 20).
¿Ya notaste que sus tres ataques se distinguen por ser a seres superiores a él? Un gigante, dos hijos de un hombre importante de Moab y un león. Si alguna vez te sientes desanimado o incapaz de cumplir tus objetivos académicos o deportivos, lee 2 Samuel 23, en donde se destacan los hechos heroicos de los llamados “valientes de David”. Seguro vas a sentirte animado al recordar que ellos pudieron vencer grandes obstáculos con la ayuda de Dios. Dios está dispuesto a ayudarte a ti también, y a darte la habilidad, la sabiduría y el valor para que triunfes.
La influencia de Benaías llegó hasta el tiempo en que Salomón comenzó a reinar. Estuvo presente en la ceremonia de coronación (1 Rey. 1:38). Salomón lo puso al frente del ejército, y luego Benaías derrotó a Adonías, que pretendía usurpar el trono (1 Rey. 2:35, 24, 25). ¡Cuántas victorias!