Mi herencia
“El que salga vencedor recibirá todo esto como herencia; y yo seré su Dios y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:7).
¿Has visto alguna película en la que una persona común, que lleva una vida sencilla, recibe de repente la noticia de que ha ganado una herencia millonaria? Una carta, un correo electrónico, una llamada telefónica o la visita de un abogado cambian su vida para siempre.
¿Cómo te sentirías si te pasara algo así? ¿No estás listo? Prepárate, porque la verdad es que esto ya pasó. ¡Sí! ¡Eres el heredero de un legado de valor incalculable! No estamos hablando solo de millones de dólares o casas y autos lujosos. Lo que vas a conseguir no se puede comprar ni con todo el dinero del mundo.
El versículo de hoy es una pequeña parte de ese “contrato”. Eres un hijo de Dios, heredero de una Nueva Tierra, de un lugar donde solo existirán cosas buenas. Caminarás por calles de oro y darás un paseo tranquilo con leones mansos e inofensivos a la orilla de un lago cristalino. Como si todo esto fuera poco, tendrás vida eterna, al lado de tu Padre, el Creador del universo. ¿Acaso hay mejor herencia que esta? Para recibirla, solo necesitas aceptarla. Así de simple.