“Me guiará tu mano”
“Si tomara las alas del alba y habitara en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra” (Salmo 139:9, 10).
“¿A dónde huiré de tu presencia?”, se preguntaba David en el Salmo 139:7. En la Biblia encontramos al profeta Jonás tratando de demostrar que sí puede uno esconderse de la presencia divina. Con el objetivo de huir “de la presencia de Jehová”, Jonás compró un pasaje y se fue en barco a Tarsis, para irse “lejos de la presencia de Jehová” (Jonás 1:3). Según las concepciones que se tenía en aquellos tiempos, el mar era el lugar dominado por las fuerzas adversas a Dios;¹⁷⁶ el leviatán, la serpiente, el dragón, todos los animales vinculados a los poderes demoníacos habitaban en el mar (ver Isa. 27:1). Las bestias que persiguen al pueblo de Dios también salen del mar tanto en Daniel como en el libro de Apocalipsis (ver Dan. 7:3; Apoc. 13:1). Así que, cuando Jonás se dirigió al mar, dio por sentado que Dios no estaría allí. Sin embargo, en todo momento Dios tenía el control de las circunstancias: él mandó el viento y él mandó al pez que se tragaría a Jonás. De ese modo, el Señor le demostró a Jonás que no hay lugar donde nos metamos que él no pueda entrar a buscarnos.
Por eso a la pregunta del Salmo 139, la respuesta es que no hay sitio donde podamos escondernos de la mirada del Señor. “¿Podrá alguien esconderse donde yo no pueda verlo?”, pregunta el Señor en Jeremías 23:24 (RVC). Si nos adentramos al mismo reino de la muerte, allí estará él; si nos cubrimos de tinieblas para que no nos vea, no dará resultado, pues para él lo mismo “son las tinieblas que la luz” (Sal. 139:12). Y, si como Jonás, nos vamos al “extremo del mar”, aun allí nos alcanzará su mano (Sal. 139:9).
¡Qué maravillo es nuestro Dios! Nunca se rinde, nunca se da por vencido; cuanto más huimos de él, más intensa es su búsqueda. Él lleva contadas todas las veces en que nos hemos apartado, porque en todas ha salido a buscarnos. Cuanto más hondo sea el foso en el que hayas caído, más alargará él su mano para sacarte.
Hoy alza tu vista y mira la mano del Dios todopoderoso, que se extiende hasta ti para alcanzarte y fortalecerte. No sigas huyendo, no te alejes más, Dios promete guiarte.
176 Victor Harold Matthews, Mark W. Chavalas y John H. Walton, The IVP Bible Background Commentary: Old Testament, electronic ed. (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 2000), Jonás 1:17.
Amén, gracias Dios, porque tu mano me sostiene y sun me alcanza. Gracias por esas veces que me has buscado