Alegres por su presencia
“El Señor afirma: ‘¡Canten de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo vengo a vivir entre ustedes!’ ” (Zacarías 2:10).
El nombre Zacarías es uno de los que más aparece en el Antiguo Testamento (más de 29 personas se llamaban así). El significado es “Jehová recuerda”. El que escribió este libro fue un profeta y sacerdote que alentó al pueblo de Dios a continuar el trabajo de reconstruir el Templo. A diferencia de Hageo, que era un adulto mayor, Zacarías era joven. Su libro se compone de las visiones que Dios le mostró, y varias de ellas fueron acerca de Jesús.
Cuando Jesús vino a la tierra, los que creían en él formaron la “iglesia primitiva”. Los llamaban “cristianos” porque creían en Cristo (es decir, Jesús), obedecían sus enseñanzas y predicaban acerca de él. Ellos cantaban de alegría sin importar si estaban en un Templo o en prisión porque Jesús era una persona real que los acompañaba a cualquier lugar. Entonces, llegó el momento de la persecución: tuvieron que dejar la ciudad y no podían asistir más al Templo; aun así, seguían cantando de alegría porque el Señor los acompañaba. Luego, en el año 70 después de Cristo (d.C.), el Templo fue destruido por el ejército romano, pero el número de cristianos crecía más y más.
Los judíos de la época de Jesús estaban orgullosos de su Templo, pero rechazaron a Jesús y su mensaje al punto que un día Jesús tuvo que decirles: “Aquí está uno mayor que el templo” (Mat. 12:6). Con esto les quería decir que él era más importante que el Templo, porque los podía salvar.
Tristemente, hoy vemos que muchos llamados “cristianos” dejan a Jesús afuera del Templo y de su vida. Es decir, no aman a Jesús de verdad ni son sus amigos. Apocalipsis 3:20 dice: “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos” (DHH).
Jesús está llamando a la puerta de tu corazón, quiere ser tu amigo y formar parte de tu vida. ¿Le abrirás hoy?