Alabanza a la mujer ejemplar: su esposo confía en ella
“Mujer ejemplar no es fácil hallarla; ¡vale más que las piedras preciosas! Su esposo confía plenamente en ella, y nunca le faltan ganancias” (Prov. 31:10, 11).
Es una verdad comprobada que la confianza es uno de los pilares del matrimonio. La esposa que conquista la confianza de su esposo a través de lo que piensa, de lo que dice y de lo que hace ha colocado un firme fundamento a su matrimonio.
Llegar a ser una persona confiable no es tarea sencilla. Las esposas, al igual que los esposos, tienen batallas personales que ganar para lograr ser dignos de esa confianza. La mujer de Dios no está exenta de tentación, y debe estar preparada para detectarla y alejarse de ella apoyándose en un “así dice Jehová”.
La vulnerabilidad emocional puede hacer que nuestros pasos vacilen y caigamos en pecado. Muchas esposas insatisfechas con la vida matrimonial que llevan, se sienten tentadas a buscar contención y soporte en relaciones que resultarán destructivas. Por este camino, llegan a caer en la infidelidad al esposo y a los votos matrimoniales. Es común que mujeres buenas, pero insatisfechas emocionalmente, sean arrastradas a experiencias sexuales no lícitas, con el consabido resultado: culpa, remordimiento y sentido de pérdida de valor personal.
Nos ponemos en terreno peligroso cuando dejamos de tener claros los límites que hay que poner en todas las relaciones humanas, especialmente en las de las mujeres con los varones. Si cruzamos la línea de seguridad, caemos en manos de la tentación. Abrir los oídos a la adulación de otro hombre que no sea tu esposo, pensando que es algo inofensivo, así como aceptarla y responder a ella con “coqueteos”, argumentando que no tiene nada de malo, es el comienzo de una caída estrepitosa y sin retorno.
Debemos vivir alerta y descubrir las motivaciones que nos llevan a aceptar los “galanteos” de hombres que no son nuestro esposo. Está claro que, cuando cedemos a la tentación, no es por culpa de otro; el asunto que hay que resolver está en nuestro interior, algo que solo nosotras y Dios conocemos. “Para una mujer cristiana, ser íntegra en lo sexual y en lo emocional significa que sus pensamientos, palabras, emociones y acciones tienen que reflejar una belleza interior y un amor sincero hacia Dios, hacia los otros y hacia sí misma” (Ethridge, p. 47).
Pidamos al Señor en oración que nos ayude a permanecer firmes a nuestras convicciones, con pensamientos puros que nos ayuden a evitar cualquier apariencia de mal.