La gratitud
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia. Hebreos 12:28.
Muchas escuelas psicológicas enseñan como técnica de superación de crisis la proyección del presente en el futuro. Ver la situación como lucirá dentro de cinco o diez años te ayuda a tener una perspectiva diferente de lo que hoy parece insoportable: todo cambia de tamaño e importancia con el paso del tiempo. El texto de hoy te ofrece esa alternativa. El capítulo empieza con un llamado a encontrar fortaleza por medio de la comparación de tus penurias con las pruebas de Jesús. Enfatiza que Dios permite las pruebas para desarrollar la santidad. Termina describiendo al pueblo de Dios en posesión de su herencia eterna. La contemplación de ese reino del porvenir te capacita para soportar cualquier prueba. Te provee razones para vivir conforme a la voluntad de Dios.
Esta vida es una escuela de entrenamiento para ser ciudadanos del reino celestial. Mirar ese futuro lleno de esplendor cambia la perspectiva de tu realidad actual, cambia tu orden de prioridades y tu sistema de valores. También te invita a ser agradecida. He aquí algunas razones para agradecer: Dios contesta tus oraciones: “Y sucederá que antes que llamen, yo responderé; y mientras estén hablando, yo los escucharé” (Isa. 65:24, RV2015). Satisface tus necesidades: “Sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Sal. 103:5, JBS). Te protege y defiende: “Este pobre clamó, y lo oyó Jehová y lo libró de todas sus angustias” (Sal. 34:6, RV95).
Escribe a diario diez razones por las que estás agradecida. Un corazón agradecido no tiene espacio para el rencor, la crítica, la tristeza o las quejas. Cuando eres agradecida, demuestras tu lealtad a Dios. La razón más poderosa que el autor de Hebreos presenta para estar agradecidos es que, a pesar de nuestra iniquidad, no hemos sido consumidos. Dios es fuego consumidor (Heb. 12:29).
La palabra original para temor usada en Hebreos 12:28 es eulábeia, temor reverente a Dios. Los descuidados en reverenciarlo experimentarán el fuego consumidor: “Miren, ya viene el día, ardiente como un horno. Todos los soberbios y todos los malvados serán como paja, y aquel día les prenderá fuego hasta dejarlos sin raíz ni rama —dice el Señor Todopoderoso” (Mal. 4:1, NVI).
“A medida que aprendemos más y más acerca de lo que es el hombre, de lo que nosotros mismos somos a la vista de Dios, temeremos y temblaremos ante él” (ATO, p. 321).