Saludables y felices
“Para ustedes que me honran, mi justicia brillará como la luz del sol, que en sus rayos trae salud. Y ustedes saltarán de alegría como becerros que salen del establo” (Malaquías 4:2).
El nombre de Malaquías significa “Mi mensajero” y es el último del Antiguo Testamento. En la época que escribió este profeta (433-424 a.C.), muchos descuidaban la adoración a Dios, sus cultos se habían vuelto una rutina y parecían haber perdido la esperanza de la primera venida de Jesús. Uno de los propósitos de este libro era que los oyentes creyeran con certeza en el cumplimiento de la primera venida de Jesús, día que conmemoramos en esta fecha hasta hoy.
¿Te gusta jugar al aire libre? Es agradable hacer algún deporte en una tarde soleada, ¿verdad? Y eso no es todo, la exposición al sol en los horarios correctos y con los cuidados necesarios trae muchos beneficios para nuestra salud, por ejemplo: aporta vitamina D; fortalece los huesos, dientes y músculos; ayuda a controlar las infecciones; minimiza la inflamación; contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunológico; combate la depresión y nos da alegría.
El versículo de hoy dice que para aquellos que honran a Dios, su “justicia brillará como la luz del sol, que en sus rayos trae salud”. Cuando Jesús vino a la tierra por primera vez, ofreció sanidad física a muchos enfermos y restauración espiritual a todos quienes lo reconocieron como su Salvador, ciertamente era como un sol que brillaba para todos. El versículo de hoy continúa diciendo que quienes honran a Dios “saltarán de alegría como becerros que salen del establo”. Un becerro es una cría de vaca, ¿te imaginas ver saltar uno? ¡Debe ser muy divertido!
Los mensajes de Malaquías no solo eran para la gente de aquella época, hoy también son para nosotros que esperamos la segunda venida de Jesús. Cuando él vuelva no solo nos dará salud física, sino que seremos transformados completamente. Además, allí no necesitaremos la luz del sol porque el Señor nos dará su luz y viviremos por la eternidad con él (Apoc. 22:5, DHH).
¡Ese será un gran motivo para saltar de alegría! ¿Te gustaría estar allí?