Él escuchará mi voz
»Mañana, tarde y noche… Él escuchará mi voz. Salmos 55:17»
¡Dios es el más grande de todos! _El almuecin repitió su invitación a la adoración cuatro veces desde el minarete de una mezquita en Jerusalén.
Aquel día de enero de 1977. Anwar el-Sadat, presidente de Egipto, se encontraba en el interior de la mezquita. Junto con cientos de musulmanes, se arrodillaba en dirección a La Meca.
—iConfieso que no hay otro Dios más que Alá! —se confundía su voz con las de los demás mientras se postraba con su frente tocando el suelo.
Esa visita histórica se produjo durante su viaje a Israel, en su búsqueda de medios pacíficos para detener los enfrentamientos entre su país y aquella nación. Fue el comienzo de unas negociaciones que culminaron con la firma de un tratado de paz entre Egipto e Israel, dos años después en Camp David, Estados Unidos de Norteamérica.
Mientras Sadar estuvo en Camp David, su anfitrión, Jimmy Carter, tuvo que enfrentar a un problema muy serio. Para programar los discursos, tuvo que tomar en cuenta las cinco oraciones diarias que los musulmanes deben realizar. Dondequiera que estuviera, el presidente Sadat cumplía con su horario devocional.
—Para mí, Dios es lo que más amo en esta vida —dijo en cierta ocasión Sadat—. Creo que todo viene de Dios y él es todo. Ni siquiera consideraría la posibilidad de faltar a una de mis citas con él.
Cinco veces al día, por casi sesenta años, el señor Sadat se postró en oración. Su frente tocó el suelo más de cien mil veces. Como resultado, tenía un callo oscuro en el centro de la frente.
Fue así como el presidente Jimmy Carter y el primer ministro Begin de Israel tuvieron que esperar mientras el presidente Sadat oraba cinco veces al día.
Y tú, ¿manifiestas esa misma fidelidad en tus compromisos con Dios? ¿Oras cuando estás en casa y también cuando duermes en casa de algún amigo? ¿O te avergüenza que los demás se enteren que oras antes de acostarte? ¿Cuánto significa realmente Dios para ti? Al realizar tus actividades de este día, permite que todos puedan ver que Jesús ocupa el primer lugar en tu vida.
Amén